Tiempos de poesía, de primavera

Y recordé la nieve en nuestras cumbres la semana anterior, la nieve en Gran Canaria siempre es una fiesta. Año de nieves, año de bienes, dice el refrán. Y pensé en la esperanza de una flor que se abre, en la plenitud de nuestros campos después de la lluvia regalada por el cielo y en los frutos que se presagian venideros. Y escuché los dorados trinos de los pájaros recibiendo alborozados el buen tiempo. Colores y notas, latir de la naturaleza por todos sus rincones.

Pero entre tanta belleza también resonaron en mi mente tambores de guerra reciente en Libia y lejana en otras partes de África, en Irak y en Afganistán, y la rabia disonante de países aplastados por tiranos, y quejidos de hambre, sometimiento, incomprensión. y lamentos de tristeza y de dolor recientes en Japón y lejanos en Chile, en Haití.

Un día antes, el domingo, ante la tragedia de su país, el escritor y director cinematográfico Ryu Murakami, en la prensa se expresaba de esta manera: “Hace diez años escribí en boca de un personaje de una novela ”este país lo tiene todo. Aquí se puede encontrar todo lo que uno quiera, lo que no se puede encontrar es esperanza“? El gran terremoto y el tsunami nos han robado muchas vidas y recursos. Pero nosotros que estábamos tan intoxicados con nuestra propia prosperidad, hemos vuelto a plantar la semilla de la esperanza. Así prefiero creerlo”.

Con el equinoccio, como todos los años, llegó la primavera, pero antes de esta explosión de vida, de poesía, la naturaleza hubo de atravesar los crudos rigores del invierno, y las semillas tuvieron que descomponerse bajo la tierra. Y entonces, contemplando su resurgir, me pregunté si tendríamos que perderlo casi todo para recuperar la esperanza, si todo este infortunio que estamos padeciendo se trata del invierno que tiene que transitar nuestro mundo para renacer luego más brillante, más solidario, más humano, en suma, más racional, y dar paso a tiempos de poesía, a tiempos de primavera. Yo, evocando las frases del escritor y cineasta japonés, así preferiría creerlo.

Coca de Armas Fariña

Y recordé la nieve en nuestras cumbres la semana anterior, la nieve en Gran Canaria siempre es una fiesta. Año de nieves, año de bienes, dice el refrán. Y pensé en la esperanza de una flor que se abre, en la plenitud de nuestros campos después de la lluvia regalada por el cielo y en los frutos que se presagian venideros. Y escuché los dorados trinos de los pájaros recibiendo alborozados el buen tiempo. Colores y notas, latir de la naturaleza por todos sus rincones.

Pero entre tanta belleza también resonaron en mi mente tambores de guerra reciente en Libia y lejana en otras partes de África, en Irak y en Afganistán, y la rabia disonante de países aplastados por tiranos, y quejidos de hambre, sometimiento, incomprensión. y lamentos de tristeza y de dolor recientes en Japón y lejanos en Chile, en Haití.