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TOTISA, un peligro para la salud de la población de Las Palmas de Gran Canaria

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Cuando parecía que los informes desfavorables emitidos por el Cabildo de Gran Canaria y por la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud, habían hecho decaer el proyecto de regasificación y producción de energía eléctrica de 70MW en el Puerto de la Luz, TOTISA y la Dirección General de Transición Ecológica y Lucha contra el CC (cuyo nombre deberíamos modificar a la mayor urgencia por el de DG para la Contaminación de Canarias), vuelven a la carga con el mismo proyecto, pero ahora requieren a la Dirección General de Salud Pública en el exiguo plazo de 10 días, para que informe exclusivamente sobre un nuevo modelo de dispersión de contaminantes, que por tercera vez y fuera de todo plazo, presenta TOTISA en el procedimiento de autorización del proyecto ante la referida Dirección General para la Contaminación de Canarias. 

No sé en qué idioma hay que explicar a los señores de TOTISA y de la DG para la Contaminación de Canarias, que cuando se analiza el riesgo para la salud de la población derivado de cualquier actividad potencialmente contaminante, la ubicación de esa actividad y la población expuesta a los efectos de la misma constituyen un binomio indisoluble, porque la protección de la salud de la población en su conjunto, es el objeto de la acción sanitaria en salud pública. De este modo, desde el punto de vista sanitario el riesgo decaería en ausencia de población expuesta. 

Por consiguiente, el requerimiento de informe del modelo de dispersión exclusivamente, ha de considerarse como una argucia pueril para ocultar el daño para la salud de la población que se deriva de esta actividad en la ubicación propuesta, tal y como se viene diciendo en los cuatro informes emitidos desde la Dirección General de Salud Pública. 

Los informes emitidos desde el 16 de agosto de 2022 hasta la fecha por los técnicos de la Dirección General de Salud Pública, concluyen que la instalación de una planta de almacenamiento de gas licuado, regasificación y producción de energía eléctrica de 70 MW en el Puerto de la Luz, supondrá un impacto local permanente para la ciudad, y un elemento perturbador para el bienestar y la salud de la población expuesta de 378.027 personas, como consecuencia del incremento del riesgo de base que ya tienen los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria, con relación a determinadas patologías cardiovasculares, respiratorias y en especial del asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Desde el punto de vista de la protección de la salud de la población, no hay nada que objetar a la instalación en este emplazamiento de la planta de almacenamiento de gas natural prevista inicialmente, tal y como se está haciendo en todos los puertos de España para el suministro a buques, más allá de las medidas de seguridad, pero sí a la instalación de una planta de producción de energía eléctrica de 70 MW a partir de la combustión de gas licuado, que si bien es menos contaminante que otros derivados del petróleo, es un combustible fósil, cuya combustión va a emitir permanentemente a la atmósfera óxidos de nitrógeno, metano, monóxido de carbono y partículas, compuestos orgánicos volátiles, metano, etano, benceno, tolueno y xilenos, glicoles, e hidrocarburos aromáticos policíclicos, que se emiten a través de 4 chimeneas de 25 metros de altura, equivalente a un edificio de 8 plantas, durante las 24 horas del día, los 365 días del año. 

Los contaminantes emitidos por esta planta van a exponer a la población de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a un riesgo para su salud y su calidad de vida inaceptable, máxime cuando el régimen de vientos predominantes en la zona, son de componente N(18,71%), NNE (21%), NE 14% y NNW (14,5%) y por lo tanto, los vientos no se dirigen hacia el océano atlántico de forma habitual, sino a la población de Las Palmas de Gran Canaria la mayor parte de los días del año (35%), y cuando sopla el viento del segundo cuadrante (10% de días) en total, más del 50% , por lo que cualquier contaminante susceptible de ser transportado por ese medio va a implicar la exposición de las personas pudiendo afectar a la salud y al bienestar de la población residente. 

La ubicación

En el entorno del emplazamiento propuesto se encuentran los siguientes espacios sensibles en un perímetro de unos 2.000 metros aproximadamente, con el Centro de Salud de La Isleta y el Centro de día para mayores de la Isleta a 1.700 m.

Diez centros de enseñanza: el Centro Nacional de formación ocupacional a 1.200m, el CPIFP superior de formación Europa Sur a 125 m, IES de La Isleta a 1600m, CPEIP Tauro a 1750m, la Escuela Municipal de Educación Musical a 1750m, la Universidad Popular de distrito a 1750m, CPEIP Tu Jardín Puerto a 1880m), EEI La Carrucha a 1930m), y el CEIP Galicia a 1970m. 

Ocho parques infantiles en la zona, uno de ellos a 1200 m. Instalaciones deportivas entre las que se encuentra dentro del recinto portuario Puerto Sport a 900 m de la planta, el Polideportivo Porto Pi a 1400m, y la Piscina municipal León y Castillo a 1800m.

Efectos para la salud de la población

En el corto/medio plazo, los nuevos focos serían un aporte al sumando de emisiones totales por tráfico rodado y marítimo que ya soporta la ciudad, a lo que hay que añadir las intrusiones de polvo sahariano (más de un tercio de los días del año) que deterioran la calidad del aire y suponen un efecto sinérgico y acumulativo con las emisiones antropogénicas existentes, incrementando los niveles de inmisión de contaminantes que respiran las personas a diario.

No existe incertidumbre sobre la existencia de una asociación entre la exposición a determinados niveles de contaminación de origen urbano e industrial y efectos sobre la salud de la población, afirmación que está avalada por multitud de estudios epidemiológicos, y por la evidencia científica trasladada a los límites cuantitativos de protección de la salud establecidos en la normativa europea.

Aunque la magnitud del riesgo es función de varios factores, se sabe que no se distribuye igual entre la población. Ancianos, niños, personas con asma y otras personas con enfermedades cardiorrespiratorias son particularmente sensibles y presentan una probabilidad muy elevada de incrementar la frecuencia y la gravedad de sus síntomas, incluso a niveles de contaminación inferior que el resto de la población.

La prevalencia media de personas asmáticas en España es del 2,4%. Es decir, de cada 100 personas algo más de 2 padecen esta patología de hiperreactividad bronquial. En Canarias, se ha estimado que la prevalencia de esta enfermedad es del 15%, es decir 6,25 veces más que la media del estado. Esto significa que en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria existe un considerable porcentaje de población susceptible a la exposición de contaminantes en el aire ambiente.

El análisis del impacto de la exposición a los contaminantes en Las Palmas de Gran Canaria y el riesgo de ingreso hospitalario urgente durante el periodo de 2007 a 2018, estimó que por cada 10 μg/m3 de incremento en la media diaria de PM 2.5 se produce un incremento porcentual del riesgo de ingreso urgente por asma del 16,2 % (IC95%: 4,6 a 28,9%) entre el mismo día de la exposición y los 5 días siguientes, y para las enfermedades cardiorrespiratorias el incremento de ingreso urgente es del 2.7% (IC95%: 0,8 a 4,6%), por lo tanto, son riesgos positivos y estadísticamente significativos por exposición a partículas finas que generan secundariamente los gases emitidos, al que se suman las emisiones gaseosas de las instalaciones y su reacción química cuando contacta con las atmósfera. 

Estas cifras aumentan considerablemente durante los días de episodio de calima con un incremento del riesgo de ingreso durante el mismo día y los 5 siguientes, del 26,8% (IC95%: 8,9 a 47,6%) en el caso del asma, y del 3,08% (IC95%: 0,23 a 6,02%) en el de enfermedades cardiorrespiratorias.

Estos resultados muestran que, con los valores de inmisión de PM2.5 actuales, existe una asociación entre las variaciones diarias de este contaminante y la probabilidad de ingreso por asma y por enfermedades cardiovasculares; si además se tiene en cuenta la elevada prevalencia de población asmática (niños y adultos), de las enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento en general, significa que cualquier incremento, tanto en sustancias emitidas como en el nivel de exposición de las personas a ellas, puede constituirse en un problema de salud pública en la ciudad.

Es irresponsable y extemporáneo que se permita y aliente desde algunas administraciones públicas, con el silencio cómplice de otras, la instalación en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, de una planta generación de energía eléctrica de 70MW mediante gas natural fósil, con cuatro motogeneradores con refrigeración y sistemas de escape a través de cuatro chimeneas de 25 metros de altura, equivalentes a un edificio de 8 plantas, una subestación eléctrica y líneas de alta tensión para la exportación y transporte de la energía generada, y conexión con la subestación eléctrica Muelle Grande de REE a 3 Km de la planta de generación, incrustado todo ello en la peor ubicación posible para la salud de una población de 378.027 personas que viven en la ciudad y disfrutan de los nuevos espacios recreativos y de ocio instalados en el Puerto de la Luz, en el marco del nuevo proyecto de ciudad abierta al mar que las autoridades municipales han querido configurar con la peatonalización de la calle Luis Morote para comunicar el Puerto directamente con la playa de Las Canteras, el delfinario, el centro comercial, el aparcamiento municipal, y la pasarela que facilita el tránsito de los ciudadanos entre la ciudad y el Puerto de La Luz. 

Cuando en todas las ciudades del mundo se están alejando las fuentes de contaminación industrial de los núcleos de población y trasladando estas actividades hacia polígonos industriales alejados de los asentamientos urbanos; cuando se está reordenando el tráfico urbano en las ciudades incluida Las Palmas de Gran Canaria para reducir la contaminación del aire, y se ha declarado la zona de Arenales, Alcaravaneras y la Isleta como de bajas emisiones; cuando el archipiélago está inmerso en un proceso de descarbonización, y cuando por fin se ha conseguido desmantelar CEPSA en Santa Cruz de Tenerife y mejorar la calidad del aire que respiran los ciudadanos, es un dislate proponer ahora un proyecto de estas características en el Puerto de La Luz, máxime cuando desde la Dirección General de Salud Pública se está alertando del riesgo que va a suponer para la salud de la población de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Cuando parecía que los informes desfavorables emitidos por el Cabildo de Gran Canaria y por la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud, habían hecho decaer el proyecto de regasificación y producción de energía eléctrica de 70MW en el Puerto de la Luz, TOTISA y la Dirección General de Transición Ecológica y Lucha contra el CC (cuyo nombre deberíamos modificar a la mayor urgencia por el de DG para la Contaminación de Canarias), vuelven a la carga con el mismo proyecto, pero ahora requieren a la Dirección General de Salud Pública en el exiguo plazo de 10 días, para que informe exclusivamente sobre un nuevo modelo de dispersión de contaminantes, que por tercera vez y fuera de todo plazo, presenta TOTISA en el procedimiento de autorización del proyecto ante la referida Dirección General para la Contaminación de Canarias. 

No sé en qué idioma hay que explicar a los señores de TOTISA y de la DG para la Contaminación de Canarias, que cuando se analiza el riesgo para la salud de la población derivado de cualquier actividad potencialmente contaminante, la ubicación de esa actividad y la población expuesta a los efectos de la misma constituyen un binomio indisoluble, porque la protección de la salud de la población en su conjunto, es el objeto de la acción sanitaria en salud pública. De este modo, desde el punto de vista sanitario el riesgo decaería en ausencia de población expuesta.