La transición de una nueva Europa

Los comedores sociales están desbordados y los alimentos ya no dan abastos para cubrir todas las necesidades de miles de familias sin prestaciones de ningún tipo. Las sonrisas y el humor han ido desapareciendo para ser sustituidos por la depresión, angustias y sufrimiento. Las separaciones matrimoniales no son producto de la casualidad. Los desahucios se multiplican y se convierten en lágrimas de impotencias. La calidad sanitaria se ve diezmada ante la preocupación de miles de pacientes que ven peligrar su calidad de vida. La enseñanza pierde presencia de profesores y a la vez, calidad. Y así numerosos sectores de la sociedad canaria. La corona española, junto con las clases políticas gobernantes, piden unidad y esfuerzos para salir de este laberinto hipotecario de las sociedades europeas. Pero no todo el mundo esta preparado para aunar esfuerzos, pues apenas les quedan aires de esperanzas para reivindicar sus situaciones complejas y delicadas.

La nueva generación, la que en estos momentos tiene todas las puertas cerradas en el mundo laboral, es la que tiene que reivindicar con fuerza democrática sus derechos, presencia y oportunidades, avalada y apoyada por la experiencia de la generación de pensionistas. La destrucción de miles de empresas, los cinco millones de parados, que desgraciadamente serán más, vislumbra un futuro poco esperanzador, pero imagino que esta crisis en todos sus aspectos tendrá un final. Mientras tanto, los ricos serán más ricos y los pobres más pobre, motivando desaparecer la clase media. ¿Cuál será el futuro de España y sus respectivas autonomías? ¿Tendrá transcendencias importantes el intento de segregación de Cataluña para España? El tiempo será el encargado de convertirse en juez del avance de la historia.

Rafael Lutzardo