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Los tratados de libre comercio nunca han sido realmente libres

Por Tratado de Libre Comercio ( TLC ) entienden los economistas liberales un acuerdo comercial mutuamente beneficioso entre dos o más países, para asegurar la libre circulación de mercancías y servicios sin o con escasos aranceles aduaneros.

Por mi parte, rechazo que tales acuerdos sean realmente libres, de buen grado, negociados sin presión o coacción, que ambas partes puedan considerarlos igualmente satisfactorios para los unos y para los otros, por la sencilla razón de que, en el marco de la economía capitalista mundial, el “libre comercio”, con o sin Tratado, desde el siglo XIX hasta la actualidad, ha sido impulsado e impuesto por las potencias económica, política y militarmente más fuertes, a los estados más débiles. Así lo hicieron el Reino Unido y otras potencias europeas, Francia y Rusia, y Estados Unidos en el siglo XIX, y Occidente (Estados Unidos, Europa Occidental, más tarde Unión Europea) en los siglos XX y ahora en el XXI.

Sostengo, pues, que los tratados de libre comercio son el instrumento de las potencias económicamente más avanzadas para obligar, bajo presión diplomática, política y hasta militar, a los estados más débiles a ceder a sus pretensiones, aunque esa cesión equivalga a aceptar un intercambio desigual, favorable para los primeros y perjudicial para los segundos.

Se que muchos lectores considerarán incierto o exagerado mi punto de vista. Sin embargo, la historia está llena de ejemplos que confirman mi opinión.

Como botón de muestra les hablaré de algunos de ellos.

La historia convencional certifica que el primer tratado comercial de la Edad Contemporánea se firmó entre el Reino Unido y Francia en 1860, suponiéndose que los resultados fueron mutuamente beneficiosos para ambas potencias.

No obstante, hay ejemplos anteriores de cómo el Reino Unido y Estados Unidos lograron establecer el “libre comercio” con estados más atrasados y débiles que se negaban a aceptar tratados de dicha naturaleza. Si la diplomacia usual y la política no servían se usaba la diplomacia de las cañoneras. En 1839 el Reino Unido, con el fin de obligar al decadente Imperio chino a aceptar el ingreso libre del opio producido por los británicos en la India en el mercado chino, le declaro la guerra ( Primera Guerra del Opio ), y una flota británica bombardeó diversos puertos chinos hasta lograr la capitulación del Imperio. En el subsiguiente Tratado de Nankin de 1842 el Imperio chino aceptó, entre otras condiciones, la importación legal del opio británico. Posteriormente China hubo de firmar, con o sin presión militar, diversos tratados, llamados significativamente “Tratados desiguales”, con otras potencias europeas, Francia y Rusia, y con Estados Unidos, que abrieron también las puertas del mercado chino al “libre comercio” occidental. Similar fue el caso del Japón feudal. Con el fin de acabar con el aislamiento comercial japonés y abrir su mercado al “libre comercio” occidental, en 1854 el comodoro norteamericano Perry, siguiendo el ejemplo de sus primos británicos, cañoneó varios puertos nipones hasta obligar a las autoridades japonesas a entablar la negociación que abriría las puertas del mercado japonés al “libre comercio” con Estados Unidos.

¿Son éstos ejemplos lejanos y extraños que no sirven para ilustrar lo que han sido los tratados de libre comercio posteriores al siglo XIX ?

En absoluto, sin llegar a esos extremos de violencia, de torcer la voluntad de gobiernos de países más débiles con el uso de la fuerza militar, el siglo XX y el XXI están llenos de ejemplos de acuerdos comerciales en los que la simple presión diplomática y política de los gigantes económicos occidentales, ha bastado para doblegar a los gobiernos frágiles y / o corruptos de países económicamente más débiles, caso de los tratados de libre comercio impulsados por los Estados Unidos frente a América Latina y por la Unión Europea frente a África (Acuerdos de Cotonou (Benin), del año 2000 ).

¿Y el Tratado de Libre Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) entre los Estados Unidos y la Unión Europea?

Tampoco se crea que está tan alejado del patrón ratón/gato de los tratados anteriores. Aquí también, si finalmente se firma el TTIP, el gato, Estados Unidos, aunque sufra algunos arañazos y mordiscos, se comerá al ratón, la Unión Europea. No en vano el equilibrio económico entre ambos no viene respaldado por el equivalente poder político y militar. Europa está sembrada de bases militares norteamericanas y de la OTAN, ¿qué diferencia hay?,que les recuerdan a los europeos y, especialmente a los alemanes, quien es todavía la primera potencia política y militar del mundo.

Por Tratado de Libre Comercio ( TLC ) entienden los economistas liberales un acuerdo comercial mutuamente beneficioso entre dos o más países, para asegurar la libre circulación de mercancías y servicios sin o con escasos aranceles aduaneros.

Por mi parte, rechazo que tales acuerdos sean realmente libres, de buen grado, negociados sin presión o coacción, que ambas partes puedan considerarlos igualmente satisfactorios para los unos y para los otros, por la sencilla razón de que, en el marco de la economía capitalista mundial, el “libre comercio”, con o sin Tratado, desde el siglo XIX hasta la actualidad, ha sido impulsado e impuesto por las potencias económica, política y militarmente más fuertes, a los estados más débiles. Así lo hicieron el Reino Unido y otras potencias europeas, Francia y Rusia, y Estados Unidos en el siglo XIX, y Occidente (Estados Unidos, Europa Occidental, más tarde Unión Europea) en los siglos XX y ahora en el XXI.