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La tregua incógnita de ETA

Quedar con un periodista de la BBC en Londres y luego citarlo en París para darle el vídeo donde tres encapuchados hablan del “cese de las acciones armadas ofensivas”, sin dar fechas ni definir en qué consiste ese cese, no es desde luego un compromiso por la paz con verificación internacional. El Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco, Ramón Zallo, definía ayer en CANARIAS AHORA RADIO el comunicado de ETA como una “tregua incógnita”. Según el profesor vasco el grupo armado se quedó corto, ni siquiera hizo caso de lo que le habían pedido formalmente desde la izquierda abertzale.

Cuarenta y dos años después de su nacimiento, con cientos de muertos en sus espaldas, ETA no está legitimada para hablar de la democratización del País Vasco ni de la lucha por las libertades de un país lleno de políticos elegidos por ciudadanos vascos que deben llevar guardaespaldas por el miedo a ser asesinados por ETA. Por eso resulta de un cinismo inaceptable ver a esos encapuchados hablando de la “aniquilación del pueblo vasco”. ¿Matar al concejal de un pequeño pueblo no es aniquilar al pueblo vasco?¿Asesinar a dos trabajadores ecuatorianos en Madrid tiene algo que ver con la lucha por la libertad de Euskadi?

Pero reconocer que con la disolución de ETA el pueblo vasco será más libre no tiene por qué significar que el marco institucional de Euskadi responde a la demanda de sus ciudadanos. El profesor Ramón Zallo volvió a defender ayer en El Correíllo los planteamientos recogidos en su libro Euskadi o la Segunda Transición. Según Zallo el actual marco institucional no responde a las demandas de los vascos, que desean más autogobierno. Hasta ahora la existencia de la violencia de ETA ha servido para criminalizar a los partidos nacionalistas que reclaman más autogobierno, que consideran que el Estatuto de Gernika nunca se cumplió y está desfasado. Recordemos que lo que se denominó “el Plan Ibarretxe” era un nuevo estatuto que había sido respaldado por la mayoría absoluta del Parlamento vasco. En Euskadi hay un problema político de legitimación del Estado, lo reconocen sociólogos y politólogos de todas las tendencias. El PSOE y el PP tuvieron que hacer una ley de partidos políticos para cambiar la mayoría institucional del Parlamento vasco, sin la ilegalización de la izquierda abertzale no hubieran logrado una mayoría parlamentaria. Esa “derrota” en las urnas del nacionalismo vasco es ficticia.

El senador del PNV, Iñaki Anasagasti, recordaba ayer en El Correíllo las palabras de Gramsci para definir la situación de ETA: “una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero no acaba nacer”. El discurso de ETA es la mejor prueba de esa crisis. Coincido con el profesor Zallo, en Euskadi hace falta una segunda transición y deben ser todos los partidos políticos (incluida la izquierda abertzale) los que gestionen esos cambios. ETA debería disolverse, con ellos sólo se puede negociar el futuro de los presos. Quizá habrá que recurrir también a Gramsci cuando decía que “el pesimismo es un asunto de la inteligencia y el optimismo de la voluntad”. Desconfiar de esta tregua incógnita puede ser una actitud inteligente. Pero también es necesario ser optimistas y tener la voluntad de cambiar las cosas sin pensar (como han hecho siempre todas las fuerzas políticas) en quién sacará más beneficio electoral del final de ETA.

Vea el vídeo del anuncio del alto el fuego en el blog Somos nadie

Juan García Luján

Quedar con un periodista de la BBC en Londres y luego citarlo en París para darle el vídeo donde tres encapuchados hablan del “cese de las acciones armadas ofensivas”, sin dar fechas ni definir en qué consiste ese cese, no es desde luego un compromiso por la paz con verificación internacional. El Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco, Ramón Zallo, definía ayer en CANARIAS AHORA RADIO el comunicado de ETA como una “tregua incógnita”. Según el profesor vasco el grupo armado se quedó corto, ni siquiera hizo caso de lo que le habían pedido formalmente desde la izquierda abertzale.

Cuarenta y dos años después de su nacimiento, con cientos de muertos en sus espaldas, ETA no está legitimada para hablar de la democratización del País Vasco ni de la lucha por las libertades de un país lleno de políticos elegidos por ciudadanos vascos que deben llevar guardaespaldas por el miedo a ser asesinados por ETA. Por eso resulta de un cinismo inaceptable ver a esos encapuchados hablando de la “aniquilación del pueblo vasco”. ¿Matar al concejal de un pequeño pueblo no es aniquilar al pueblo vasco?¿Asesinar a dos trabajadores ecuatorianos en Madrid tiene algo que ver con la lucha por la libertad de Euskadi?