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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Turísticamente hablando

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Cuando llega la hora del balance, es procedente recordar que, al iniciarse el año que termina, la incertidumbre sobresalía en el sector turístico, el cual miraba de reojo a la ola inflacionista. Muchos de los que se pusieron el termómetro de FITUR , aceptada ya comúnmente como una convocatoria de inflexión para prever al menos a qué tienden los mercados, han comprobado que el pulso late bien y que, tras la dura crisis de la COVID, muchas empresas han modernizado y afrontado procesos de renovación, otras han abierto, avanza la digitalización, se ha creado empleo, quizás en las condiciones no plenamente satisfactorias pero han brotado oportunidades laborales, y hasta se cierran ejercicios con resultados de explotación con ingresos y beneficios superiores a registros prepandemia.

Tal es así que, según algunas publicaciones especializadas, “la mayoría de empresas turísticas cierran un inesperado mejor año de su historia”. Algunos expertos se atrevieron a pronosticar que asistiríamos a un desplome del consumo turístico. Sin embargo, la demanda sigue mostrandouna gran fortaleza, lo que ha permitido a la práctica totalidad de las empresas igualar o incluso superar sus mejores registros.

En el arranque de 2023, la incertidumbre era la tónica predominante en un sector que miraba de reojo a la ola inflacionista. La sensación

generalizada, como se plasmó en la última edición de Fitur, era que tarde o temprano asistiríamos a un desplome del consumo turístico. Sin embargo, la demanda sigue mostrando una gran fortaleza, lo que ha permitido a la práctica totalidad de las empresas igualar o incluso superar sus mejores registros. En muchos casos, los mejores de su historia. Pero, una vez más, seamos prudentes y consignemos factores objetivos: el ahorro en época de pandemia y la privación o reducción han aumentado las ganas de viajar. Ya saben: carpe diem.

Sectores empresariales y conservadores se quejan, pese a la bonanza, de que un nuevo gobierno de coalición se ha puesto en marcha después de no haber tenido en cuenta las peticiones de un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), un nuevo instrumento de colaboración público privada en el que colaboran las distintas administraciones públicas empresas, organismos y centros de investigación, en este caso enfocado a la sostenibilidad.

El Gobierno concibió este instrumento de colaboración público, privada, creado en 2020, para fomentar proyectos de carácter estratégico, en teoría con gran capacidad de arrastre para el crecimiento económico, el empleo y la competitividad de la economía española.

Pero el problema, por ahora, inextricable, se sigue llamando alquiler vacacional, una asignatura en la que habrán de esmerarse comunidades autónomas, municipios y el propio Gobierno de la nación con tal de acabar con un descontrol cada vez más acusado. Abunda la oferta ilegal, he ahí la cuestión. Las viviendas de uso turístico siguen creciendo de forma desmedida. Según los últimos datos oficiales, que no tienen en cuenta el altísimo volumen de oferta ilegal, en España hay 340.424 alojamientos de este tipo, un 9,2% más que hace un año, y en algunos casos llegan a suponer cerca de la mitad de la oferta de camas turísticas.

Cuando llega la hora del balance, es procedente recordar que, al iniciarse el año que termina, la incertidumbre sobresalía en el sector turístico, el cual miraba de reojo a la ola inflacionista. Muchos de los que se pusieron el termómetro de FITUR , aceptada ya comúnmente como una convocatoria de inflexión para prever al menos a qué tienden los mercados, han comprobado que el pulso late bien y que, tras la dura crisis de la COVID, muchas empresas han modernizado y afrontado procesos de renovación, otras han abierto, avanza la digitalización, se ha creado empleo, quizás en las condiciones no plenamente satisfactorias pero han brotado oportunidades laborales, y hasta se cierran ejercicios con resultados de explotación con ingresos y beneficios superiores a registros prepandemia.

Tal es así que, según algunas publicaciones especializadas, “la mayoría de empresas turísticas cierran un inesperado mejor año de su historia”. Algunos expertos se atrevieron a pronosticar que asistiríamos a un desplome del consumo turístico. Sin embargo, la demanda sigue mostrandouna gran fortaleza, lo que ha permitido a la práctica totalidad de las empresas igualar o incluso superar sus mejores registros.