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Unidad frente a los personalismos

Carmelo Torres

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A raíz de la polémica vertida acerca de mi candidatura al Parlamento como independiente en las listas de Sí Podemos Canarias por Fuerteventura, me gustaría concretar un par de cuestiones que considero relevantes de cara a tanto hacia Podemos Canarias -donde se ha producido un falso cisma- como hacia Asamblea Majorera-Coalición Canaria.

En primer lugar, mi integración en las listas al Parlamento no responde a ambición personal alguna, sino a la posibilidad prevista dentro de los estatutos de Podemos de incorporar a personas de la sociedad civil que se consideren verdaderos representantes de la sociedad y que destacan en sus desempeños y desvelos cotidianos por acciones que contribuyen a hacer del mundo en que vivimos uno mejor y más justo.

Y es de agradecer que a los simples ciudadanos, que por algunas cosas destacan y tienen algo que aportar, se les llame y se acuerden de ellos. Especialmente en un mundo político como el presente en el que los candidatos solo se apoyan en que “llevamos 30 o 10 años en política y hemos ostentado tal o cual puesto”, y sin embargo, considero que la dedicación diaria -no política- debería ser indicativo de lo que esa misma persona podría hacer si entrase en la política activa.

En Podemos lo que se ha hecho es tirar de estatutos, como ya en el pasado se hizo, y sin tanta polémica. La cuestión alcanza al punto de no entenderse como Andrés Briansó y sus seguidores han promovido la no votación de candidatos al Parlamento por habérseme concedido la oportunidad de hacer cosas que cambien una política marcada por el inmovilismo.

Y más si pensamos en la contradicción que podría darse si, en caso de lograrse dos parlamentarios (el segundo lugar lo ocupa Andrés), haber resultado elegido sin que sus seguidores le hubieran apoyado.

Es por ello que se debería repensar sus posturas y promover la unidad, una unidad que nunca debió romperse de cara al proyecto, si como yo considero, por delante de las personas están las ideas y el proyecto.

Dándose la circunstancia que esta misma fórmula fue la que aupó al mismo Andrés Briansó a la candidatura del Cabildo en las anteriores elecciones.

Respecto a mi salida de Asamblea Majorera-Coalición Canaria, se deben puntualizar algunos aspectos. Mi partida de Coalición Canaria responde a motivos personales y familiares, si bien es cierto que se deberían apuntar otras cuestiones de fondo.

La misma se materializó desde el verano pasado, tal y como se informó verbalmente a los miembros del Consejo Político Local de Puerto del Rosario, como se podrá comprobar en mis inasistencias a dicho órgano o cualquier otro desde esas fechas

A pesar de nunca desear cargo público alguno -aunque una vez me presenté para completar lista- sí que sería deseable haber dado más participación a la gente joven y preparada del que históricamente se le ha dado.

No potenciar y promover el clientelismo hasta el punto de haberse convertido algunos sectores de CC en auténticas empresas de trabajo temporal para familia y amigos. Llegándose al punto de poner por poner, y a eso hay que enfrentarle un rotundo ¡NO!, con todos los jóvenes preparados que hay, aunque sin apellido.

Mi alejamiento se inició con la disimulada ruptura del proyecto nacionalista de Asamblea Majorera. que cada vez se distancia más del pueblo y se cierra en despachos, y esa no fue la idea con la que se creó ese movimiento.

Los personales enfrentamientos entre líderes supusieron liquidar las bases para transformar los consejos políticos locales en las fincas particulares de tres personas, y eso no es política, es otra cosa.

No hacer un hospital nuevo en la comarca centro-sur, traicionando a la población de esa zona, prefiriendo seguir con un hospital viejo que se reforma, supuso para mí un punto de inflexión, al igual que sufrir las esperas de 5 ó 6 horas en el servicio de urgencias y ver que nada cambia, a pesar de las palabras huecas.

La defensa de nuestra identidad y nuestro patrimonio ha sido una de mis últimas batallas en las que, de nuevo, CC no ha estado a la altura de un partido que se señala como nacionalista, dado que la defensa de aquello poco que nos queda del pasado y que marca la diferencia frente a otras regiones debería ser atendido convenientemente, y es que el nacionalismo no puede limitarse a seguir una bandera con siete estrellas. ¡Es mucho más que eso!.

Considero que en Fuerteventura se pueden, y deben, hacer muchísimas cosas, y en algunas las inversiones a realizar son ridículas, si bien no se han hecho por la simple vagancia, dejadez y abandono a que ha estado sumida la isla, pues el tiempo suele emplearse por nuestros representantes en otras cuestiones.

La sanidad, el empleo, la educación, la cultura y el bienestar social deben ser las premisas de trabajo de cualquier político actual que realmente viva en el presente y que persiga atender a las demandas de una sociedad que clama por que sus necesidades sean cubiertas.

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