Espacio de opinión de Canarias Ahora
Urge una reforma en la Enseñanza
Es una sinrazón, que desde los tiempos, cuasi remotos, de la transición política, producida en 1976, con el anterior régimen, se hayan implantado tantas reformas educativas como gobiernos han presidido la Nación. Este despropósito de cada grupo político gobernante, haya tenido, la 'feliz ocurrencia por iluminación celestial', de imponer sus partidarios o sectoriales planes educativos.
Todo este craso error, de implantación por decreto, lo han sufrido los alumnos, docentes, padres y gestión administrativa, a los que han tocado padecer este dislate e infortunio estudiantil. Los alumnos han servido de cobayas en multiplicadas experimentaciones, y algunos: directos al fracaso escolar; los pacientes profesores, han tenido que cambiar, una y otra vez, sus metodologías docentes por tanto desatino, y adaptarse a las nuevas leyes educativas, pulverizando y anulando sus didácticas y experiencias acumuladas, y acomodarse a los 'revolucionarios' planes de estudios, confundiendo aún más, su noble trabajo docente. Y volver a empezar, en nuevas tareas experimentales.
Toda la comunidad educativa enunciada, no puede quedar al albur antojadizo de la facción política de turno, imponiendo su “Ley Educativa” cada 4 u 8 años; y traten a todo el colectivo educacional como a unos peleles, por el iluminado renovador o de sus paridas en nuevos planes, de quien asuma la cartera ministerial de Educación en cada momento.
La Educación no es de izquierdas ni de derechas. Pertenece al ser inteligente sediento de conocimientos. Al individuo que estructura su mente en saberes. Luego, ya maduro en su psiquis elegirá su travesía ideológica. Pero solo pertenece a él la decisión de anudar las ideas que hayan germinado en su mente.
La Escuela es para aprender todo tipo de humanidades y destrezas para la vida. Enseñarles a razonar y vivir. Jamás se puede, autoritariamente, hacer engullir ideologías ni credos religiosos de índole alguna. Crecer en libertad de conciencia. Por lo que la curia y otras prédicas, en un país laicista, como asume la Carta Magna, deben inmiscuirse en sus negras sotanas, quedar al margen expectativo de todo intento prosélito o de adoctrinados credos para su ascua.
Este país lleva reclamando una resolución pactada en la enseñanza y de forma definitiva tiempo ha, por todos los representantes parlamentarios, sin exclusión por las mayorías del hemiciclo. Un pacto concluyente e indisoluble para las aulas en todo el territorio MEC, o sea, todo el Estado. Solo habrán las singularidades excepciones de cada Comunidad, pero sin alterar su esencia como plan general y común en todo el territorio nacional.
Que dicho texto sea revisable en cada tiempo, para adaptarse a la modernidad y cambios de pensamientos sociales y evolutivos que se vivan. Pero siempre bajo unos sólidos planes inamovibles, que sean el eje articulado de la enseñanza.
Un pacto educativo, es un férreo compromiso por parte de todos los grupos representantes, sin imponer por las mayorías de votos, sí cediendo y concediendo parte del contenido de sus idearios que llenan sus alforjas políticas. El PP no puede intransigir con su sacrosanto decálogo de credos irrenunciables.
En esta riqueza ideológica con la que convivimos, se debe encontrar el fiel que equilibre todas las discursivas propuestas y formas de ver y entender por educación base. Sin privilegios para nadie, y sí atender más a la diversidad y a los menos favorecidos social e intelectualmente. Igualdad para todos. Y que los dones que ha concedido la naturaleza a cada individuo sean para su futuro favorable. No en la escuela, y ésta, que quede totalmente al margen de tamizados credos.
La educación de cada ser es un derecho, y no debe ser maniqueado desde su retoña infancia. Y en dos de los apartados del nuevo pacto, que deseamos que se logre drásticamente, deben existir las cláusulas irrevocables: Recuperar la dignidad el Profesor y desburocratizar la docencia, con decenas de papeles que debe rellenar el docente (que de muy poco valen).
Teo Mesa
Es una sinrazón, que desde los tiempos, cuasi remotos, de la transición política, producida en 1976, con el anterior régimen, se hayan implantado tantas reformas educativas como gobiernos han presidido la Nación. Este despropósito de cada grupo político gobernante, haya tenido, la 'feliz ocurrencia por iluminación celestial', de imponer sus partidarios o sectoriales planes educativos.
Todo este craso error, de implantación por decreto, lo han sufrido los alumnos, docentes, padres y gestión administrativa, a los que han tocado padecer este dislate e infortunio estudiantil. Los alumnos han servido de cobayas en multiplicadas experimentaciones, y algunos: directos al fracaso escolar; los pacientes profesores, han tenido que cambiar, una y otra vez, sus metodologías docentes por tanto desatino, y adaptarse a las nuevas leyes educativas, pulverizando y anulando sus didácticas y experiencias acumuladas, y acomodarse a los 'revolucionarios' planes de estudios, confundiendo aún más, su noble trabajo docente. Y volver a empezar, en nuevas tareas experimentales.