Espacio de opinión de Canarias Ahora
Nos vamos de El Sebadal
En el mismo edificio estaban Diario de Las Palmas y Radio Canarias Antena 3. Al final fue en esta emisora, con Laly Sánchez y Alfonso O'Shanahan, donde hice las primeras prácticas veraniegas. Agustín Padrón ya había aprendido a madrugar para contar las noticias. Alfonso dirigía la emisora de Prensa Canaria fuera de su despacho, con aire de periodista de raza, siempre acercándose al teletipo de efe. Un conversador profundo que ya preparaba su diccionario de canarismos, pendiente de cualquier palabra con sabor añejo. Alfonso se nos marchó hace unos meses en medio de un incomprensible silencio.
Cuando acabé la carrera volví a El Sebadal y toqué en varias puertas. José Miguel Gonzalo y Mari Enma Hernández me abrieron las de Canal 28 Onda Cero, con Víctor, Juan Carlos, Dori y otra mucha gente fui cogiendo confianza frente al micrófono. El peor día era el viernes. Cuando llegaba a las 6 menos cuarto de la mañana a la puerta de la radio siempre había algún coche con una pareja dentro, con los cristales humedecidos por los vapores de la pasión. Me hacía ilusión pensar que a lo mejor aquellos tortolitos que se amaban dentro del coche, después de echarse el guanijey encenderían un cigarrillo y tendrían el detalle de poner la radio para escuchar las noticias que un servidor contaba cuando la ciudad se despertaba.
Y así pasaron 20 años, y pasé por tres cadenas de radio, dos de televisión y este periódico. Todo en El Sebadal. Y ¿ ahora qué? El coche ya estaba acostumbrado a subir la cuesta del polígono industrial. Ahora que el gobierno quiere desproteger los sebadales nos marchamos de los sebadales portuarios. Tiene un punto de cobardía esta huida, lo reconozco. Pero entiendan que tenemos miedo a las leyes de Paulino y Soria. Si nos han tratado tan mal estando en un lugar protegido, ahora que sacan los sebadales del catálogo de especies protegidas ¿nos mandarán una apisonadora?¿podrán un peón sobre la máquina china para que nos aplaste?¿echarán sobre las paredes de la radio todas las grúas de maquinarias Paco?
Por si acaso nos vamos de El Sebadal. Con “s” de seba, querida Cristina Tavío, que la cebada es otra cosa que no aruña y ponen en la cerveza. Echaré de menos esa isla industrial donde conocí y trabajé con tanta gente estupenda. Nos mudamos a la calle Cebrián, cerquita del parque San Telmo. Allí tenemos una hermosa ermita para reconciliarnos con dios, o una guagua de Global para seguir huyendo. Aquí, de lo que se trata es de resistir. En estos tiempos duros nosotros estrenamos casa. No es un chaslé de esos con piscina como los que tienen algunos que se arruinan con la política. Somos pobres pero honrados. En Cebrián 5 también está la casa de ustedes. San Ignacio de Loyola decía que en tiempos de tribulaciones no conviene hacer mudanzas. Nosotros, como siempre, llevando la contraria a los santos.
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Juan GarcÃa Luján
En el mismo edificio estaban Diario de Las Palmas y Radio Canarias Antena 3. Al final fue en esta emisora, con Laly Sánchez y Alfonso O'Shanahan, donde hice las primeras prácticas veraniegas. Agustín Padrón ya había aprendido a madrugar para contar las noticias. Alfonso dirigía la emisora de Prensa Canaria fuera de su despacho, con aire de periodista de raza, siempre acercándose al teletipo de efe. Un conversador profundo que ya preparaba su diccionario de canarismos, pendiente de cualquier palabra con sabor añejo. Alfonso se nos marchó hace unos meses en medio de un incomprensible silencio.
Cuando acabé la carrera volví a El Sebadal y toqué en varias puertas. José Miguel Gonzalo y Mari Enma Hernández me abrieron las de Canal 28 Onda Cero, con Víctor, Juan Carlos, Dori y otra mucha gente fui cogiendo confianza frente al micrófono. El peor día era el viernes. Cuando llegaba a las 6 menos cuarto de la mañana a la puerta de la radio siempre había algún coche con una pareja dentro, con los cristales humedecidos por los vapores de la pasión. Me hacía ilusión pensar que a lo mejor aquellos tortolitos que se amaban dentro del coche, después de echarse el guanijey encenderían un cigarrillo y tendrían el detalle de poner la radio para escuchar las noticias que un servidor contaba cuando la ciudad se despertaba.