Espacio de opinión de Canarias Ahora
Velo, sí o no
Aquí en nuestro país, como somos más papistas que Benedicto XVI, que ya es decir, se empieza a dirimir si las costumbres religiosas de otras culturas han de ser respetadas, si no, si este colegio tiene una norma que prohíbe las prendas de cabeza (en alusión a las gorrillas y cachuchas que se pone cualquier changa para taparse los pelos, que no para cubrirse del sol); pero esa misma norma no alude al velo islámico, tal vez porque los obtusos creadores de la misma no se han parado a pensar que el velo islámico forma parte de la ropa que una mujer musulmana se pone cada mañana al levantarse. De esto habla con mucha claridad José María Carrascal en un artículo publicado en ABC el pasado 24 de abril.
Pongámonos en la siguiente situación. Usted se va de turista a los Emiratos Árabes y le apetece visitar una mezquita, que dicho sea de paso, son preciosas. ¿Le dejan entrar así, a pelo, con zapatos, sandalias o cualquier otra prenda de calzado? ¡No! Hay un espacio donde se dejan esas prendas al cuidado de un vigilante, ¡porque las normas musulmanas exigen que en las mezquitas se entre descalzo! ¿Y las señoras? Si no llevan un pañuelo que les cubra la cabeza, se quedan fuera. Esas normas están recogidas en los preceptos religiosos de los musulmanes y en mi opinión hay que respetarlas. Lo mismo que las mujeres llevan obligatoriamente velo, imagínense que ahora aparece un alumno marroquí ataviado con las típicas chilabas que usan para andar por el desierto. ¿Le prohibiríamos la entrada al colegio?
Creo en la disciplina, creo en las normas bien aplicadas, que ambas cosas son necesarias en un colectivo de jóvenes estudiantes, pero también creo en la flexibilidad. Si a una joven musulmana le prohibimos el uso del velo islámico que cubre su cabeza, estaremos actuando injustamente en contra de una creencia religiosa o, mucho más sencillamente y desde otra interpretación, en contra de su manera de vestir, porque una prenda que cubra el pelo ni molesta, ni discrimina (la niña no se siente discriminada por eso, todo lo contrario) ni tiene por qué ser objeto de furiosos debates entre profesores. A mí, personalmente, lo único que me preocuparía es que me apareciese en el colegio una niña con “burka”. Eso sí daría pie a una densa reunión pero, por lo demás, como decía Francisco de Quevedo, “que cada cual haga de su capa un sayo” y se ponga en la cabeza lo que le apetezca. Lo único exigible sería el uso del español como lengua de enseñanza base. El resto, agua de borrajas. Y esto no tiene nada que ver con descalzarse en una mezquita o no. En la catedral de Burgos, entre otras, está prohibido sacar fotos. ¿Qué norma es esa?
Pedro Marrero Sicilia
Aquí en nuestro país, como somos más papistas que Benedicto XVI, que ya es decir, se empieza a dirimir si las costumbres religiosas de otras culturas han de ser respetadas, si no, si este colegio tiene una norma que prohíbe las prendas de cabeza (en alusión a las gorrillas y cachuchas que se pone cualquier changa para taparse los pelos, que no para cubrirse del sol); pero esa misma norma no alude al velo islámico, tal vez porque los obtusos creadores de la misma no se han parado a pensar que el velo islámico forma parte de la ropa que una mujer musulmana se pone cada mañana al levantarse. De esto habla con mucha claridad José María Carrascal en un artículo publicado en ABC el pasado 24 de abril.
Pongámonos en la siguiente situación. Usted se va de turista a los Emiratos Árabes y le apetece visitar una mezquita, que dicho sea de paso, son preciosas. ¿Le dejan entrar así, a pelo, con zapatos, sandalias o cualquier otra prenda de calzado? ¡No! Hay un espacio donde se dejan esas prendas al cuidado de un vigilante, ¡porque las normas musulmanas exigen que en las mezquitas se entre descalzo! ¿Y las señoras? Si no llevan un pañuelo que les cubra la cabeza, se quedan fuera. Esas normas están recogidas en los preceptos religiosos de los musulmanes y en mi opinión hay que respetarlas. Lo mismo que las mujeres llevan obligatoriamente velo, imagínense que ahora aparece un alumno marroquí ataviado con las típicas chilabas que usan para andar por el desierto. ¿Le prohibiríamos la entrada al colegio?