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Venezuela: vivir y progresar en paz

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La democracia ha de prevalecer. Los efectos de la política internacional en los sistemas domésticos son impredecibles. La elección en Venezuela fue increíble, hasta el punto de que estamos a jueves y aún no se han presentado resultados. Lo único que tenemos es un comunicado del CNE, responsable del conteo de los votos, que da como ganador al mismo partido que lleva gobernando el país los últimos 25 años; el PSUV. La gente se pregunta a día de hoy dónde están las actas de votación y por qué no se han mostrado. Da la sensación de que conscientes de todo lo que viene, el Gobierno de Venezuela está tratando de ganar tiempo ante una situación insostenible. La negativa gubernamental a mostrar los resultados electorales aumenta la idea de que realmente ha ganado las elecciones la oposición de la Mesa de Unidad Democrática.

En cualquier modelo político, anunciar resultados y no mostrarlos - siendo la autoridad electoral - forzar a los supuestos perdedores a generar por su cuenta una contabilidad de votos paralela, perseguir al día siguiente de la elección, casa por casa, a opositores, acusándoles de delitos y actos infundados en contra del orden, es básicamente a lo que estamos acostumbrados, en España y en Chile, a ver hacer a las dictaduras militares.

Lo que está ocurriendo en Venezuela es una pugna entre las prácticas autoritarias de una opción política, frente a otra opción política transversal a favor de la alternancia política y nuevos consensos. Necesitamos demostrar, en Venezuela y en cualquier parte del mundo, que los modelos democráticos son lógicos y orgánicos, dan fidelidad al reordenamiento de posiciones que hay durante las legislaturas, buscan contrapesos dentro de las sociedades, generan que se obedezca a los mecanismos que dan voz al pueblo organizado, y producen, sean cuales sean las opciones, el diálogo entre los distintos a favor de un bien común superior, como es el interés general de una sociedad.

Desde Canarias vemos cómo la sociedad venezolana, conversando dentro de la oposición, trabaja de forma conjunta a favor de una mayor profundización democrática. Ese esfuerzo democrático que representa la oposición venezolana hoy está listo para ser gobierno y conducir al país hacia un mejor lugar. Es paradójico cómo algunos instigadores de revoluciones entienden la sociedad como un lugar inmutable después del reordenamiento institucional que produce el momento revolucionario, no como un organismo vivo en constante movimiento democrático, procurándose para sí nuevas maneras de gobierno que vayan haciendo contemporánea la voz del pueblo, ¿o acaso no creen que quienes han votado a Patricia Hernández haciéndola ganar no votaban antes a PP, Podemos o CC? La democracia es eso; convivir con la posibilidad del cambio y tener herramientas colectivas para hacerlo posible. 

Venezuela vive una discusión entre democracia y autoritarismo. Es impactante en el imaginario común porque se ha convertido en una lucha por el pluralismo frente al autoritarismo, que no es más que una muestra más de lo importante que es dar más valor a las instituciones democráticas en todo el mundo, hacer más democráticos los procesos colectivos, y abrir así todos los canales necesarios, para que aquello que es pensado y ejercido por la mayoría de la sociedad para su pueblo se haga ley, se haga costumbre, y sirva para el progreso de todos y todas. En este momento la voluntad de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas es sumamente importante para que se compruebe y se respete la voz del pueblo venezolano en las pasadas elecciones del 28 de julio de 2023.

La democracia ha de prevalecer. Los efectos de la política internacional en los sistemas domésticos son impredecibles. La elección en Venezuela fue increíble, hasta el punto de que estamos a jueves y aún no se han presentado resultados. Lo único que tenemos es un comunicado del CNE, responsable del conteo de los votos, que da como ganador al mismo partido que lleva gobernando el país los últimos 25 años; el PSUV. La gente se pregunta a día de hoy dónde están las actas de votación y por qué no se han mostrado. Da la sensación de que conscientes de todo lo que viene, el Gobierno de Venezuela está tratando de ganar tiempo ante una situación insostenible. La negativa gubernamental a mostrar los resultados electorales aumenta la idea de que realmente ha ganado las elecciones la oposición de la Mesa de Unidad Democrática.

En cualquier modelo político, anunciar resultados y no mostrarlos - siendo la autoridad electoral - forzar a los supuestos perdedores a generar por su cuenta una contabilidad de votos paralela, perseguir al día siguiente de la elección, casa por casa, a opositores, acusándoles de delitos y actos infundados en contra del orden, es básicamente a lo que estamos acostumbrados, en España y en Chile, a ver hacer a las dictaduras militares.