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Viera y Clavijo, conclusión y futuro

PARTE 3

Para completar el tríptico informativo, pondremos especial cuidado en proporcionar a la opinión pública el conocimiento real y preciso de la situación actual y las posibles soluciones al cúmulo de aberraciones y desmanes cometidos, por acción u omisión, contra este emblemático enclave urbano que debiera ser motivo de orgullo para una capital respetada y respetuosa con el trato debido a su patrimonio histórico y cultural.

Son bastantes años de movimiento comprometido y jalonado de obstáculos por la adversidad desplegada desde la jerarquía política. No es solo incomprensión y rechazo, sino una palmaria ausencia de voluntad institucional para reparar el daño inferido a este símbolo patrimonial, que lo es de la ciudadanía santacrucera.

Como demostración de que este juicio de intenciones es razonable y está razonado, recordar el ataque masivo desplegado contra la Asociación, cuando Dª Inés Rojas, la ínclita concejal multiusos de penosos resultados y erradas decisiones, anunció la demolición inminente del teatro Pérez Minik, por el riesgo que suponía un ficticio estado de ruina. Acompañó su pretensión con un esperpéntico informe de su director general, que intentó justificar técnicamente la necesidad del derribo. La sensación de indefensión por la tropelía se intensificó por la pasividad y resignación de las autoridades. Ni el alcalde ni el Diputado del Común ni los partidos de la oposición municipal ni el Cabildo en su implicación cómplice con el derribo movieron un solo dedo para evitar el desmán de la consejera.

El único punto de apoyo válido, como órgano competente y técnicamente solvente fue la Dirección General Municipal de Patrimonio, adscrita a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz; cuyo director, Germán Delgado, insigne personaje con una reseñable entidad profesional y humana, hizo causa común con nuestra operación rescate y redactó un magistral informe técnico, elaborado a pie de obra y con datos concretos, fehacientes y fidedignos, que rebatían punto por punto cada uno de los absurdos párrafos presentados por los “técnicos de despacho”, así definidos por la propia consejera, cuyo informe a vuela pluma carecía de rigor técnico y del trabajo de campo que sí desarrolló el Sr. Delgado con éxito, para demostrar la improcedencia de una demolición injustificada ante la falsa apreciación de una ruina inminente. Antes bien, se debía proceder a su rehabilitación para reparar los destrozos intencionados.

Por la premura ante el desastre en marcha, los abogados de la Asociación tuvieron que presentar denuncia en Fiscalía por la intervención anunciada en un espacio Bien de Interés Cultural, saltando lo legislado sobre el tratamiento específico que debe aplicarse a inmuebles protegidos y otros elementos del patrimonio urbano. Se adjuntaron copias de los informes de uno y otro lado. El archivo de la causa, puesto que no había llegado a cometerse el delito, supuso la satisfacción de impedir el derribo y la contundencia del auto de sobreseimiento, donde se detallaban las posibles penas de cárcel, económicas e inhabilitación, para quienes hubiesen metido la pala para profanar un BIC. También aludía a futuras posibles infracciones al respecto. O sea, a modo de advertencia para navegantes imprudentes.

Aclarar también que les libramos de una catástrofe importante, pues en la ignorancia de los técnicos de pacotilla, se pasó por alto que en los bajos del teatro existen otras tres plantas que les habían pasado inadvertidas. Una de ellas, ocupada por una compleja instalación eléctrica que afectaba a la iluminación del estadio Heliodoro y gran parte del entorno de Tomé Cano. La fragilidad del piso no hubiera aguantado el peso de una excavadora normal y podía haber sucedido cualquier desgracia.

El informe del Sr. Delgado fue definitivo para tan grato desenlace. Tanto debió serlo que el señor alcalde, reelegido en su segunda legislatura, liquidó de un plumazo la Dirección General Municipal de Urbanismo. La sustituyó por una Concejalía de Patrimonio meramente política, sin condiciones técnicas ni capacidad operativa. Quizá la prioridad fuese intentar debilitar a la Asociación… Pero significó un incentivo más.

Otra consecuencia de la presión ciudadana sobre el alcalde fue su decisión, a regañadientes, de acudir a un contencioso-administrativo, para exigir tardíamente al Gobierno de Canarias responsabilidades por incumplimiento del contrato de cesión del Parque. Un proceso lento e insuficiente, por cuanto lo que procedía era la vía penal por el presunto delito de Expolio de Patrimonio y la exigencia de una indemnización millonaria por los daños inferidos a los derechos de los ciudadanos sobre su propiedad patrimonial. Un simple paripé del que al parecer se consiguieron, al cabo de los años, 10 millones de euros que apenas cubren lo que se desvió al Guiniguada más los intereses de demora. Pero los daños y perjuicios quedaron en el olvido… como todo lo demás…

El Viera y Clavijo es símbolo de gestión municipal a nivel urbano. Lo que se hace con el parque representa el modelo de atenciones y cuidados que merece esta magnífica capital. Por desgracia, así se ha cumplido en el sentido más peyorativo. Pues un BIC, el buque insignia de nuestro patrimonio urbano, ya restaurado, hoy sería faro y luminaria de la esplendorosa ciudad de antaño. Por contra, la realidad actual es la de un monumento desvencijado como ejemplo y muestra de una gestión consistorial fallida en una ciudad triste, descuidada, sucia y maltratada.

En esta reflexión radica una parte de la solución. No solo del problema planteado con el maltrecho parque cultural, sino como proyección generalizada de todas las energías coordinadas hacia un objetivo común, cual es el estado del bienestar… ¿Entelequia? De todos nosotros depende que no lo sea. Aunque a fuer de realismo, difícil será que los intereses políticos dejasen de interceptar la trayectoria del bien común.

Sugerir a los nuevos ediles que se alejen de la perniciosa singladura anterior y actúen en conciencia (ciudadana, que no política). Que definan el futuro inmediato del Viera y Clavijo; que se dejen de burocracias patógenas e inservibles y se pongan manos a la obra de una maldita vez. El pueblo soberano sabrá agradecerlo. Aquí seguiremos en la brecha aun en el caso que ustedes también nos fallen. Esperemos que no…

PARTE 3

Para completar el tríptico informativo, pondremos especial cuidado en proporcionar a la opinión pública el conocimiento real y preciso de la situación actual y las posibles soluciones al cúmulo de aberraciones y desmanes cometidos, por acción u omisión, contra este emblemático enclave urbano que debiera ser motivo de orgullo para una capital respetada y respetuosa con el trato debido a su patrimonio histórico y cultural.