El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Absoluta desidia de las autoridades locales
Como suele ser habitual, nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena; valoramos a los científicos que se pasan el año completo estudiando los volcanes de Canarias sólo cuando nos arrolla una situación crítica como la que aún se está viviendo en El Hierro. Reclamamos a Madrid las aguas territoriales y permitimos que a tanta distancia y con tanta encorsetada burocracia, alguien tenga que venir de la capital a establecer colores de semáforos vulcanológicos, en lugar de exigir que el IGN se traslade aquí, a su laboratorio natural, a la mesa de pruebas más adecuada, la que más fomentaría la investigación y rentabilizaría inversiones. La desidia de las instituciones canarias es proverbial, como ocurre en otros ámbitos. Los distintos cursos sobre vulcanología que se organizan y celebran en los municipios más proclives a una crisis como la herreña son recibidos con absoluto desprecio: en ocasiones no acude ni el jefe local de protección civil. Al sexto congreso de ciudades sobre volcanes, celebrado en Tenerife, apenas se le dio relevancia mediática, y eso que acudieron 25 alcaldes de todo el mundo. Se preguntarán cuántos de ellos eran de municipios de Canarias: pues dos, y uno de ellos era el anfitrión, en del Puerto de la Cruz, que no podía escaquearse. La crisis sísmica de El Hierro ha avisado con tiempo y todo parece bajo control. Pero como región con alto riesgo volcánico, no aprobaremos esa asignatura si no aprendemos la lección y corregimos los errores.
Como suele ser habitual, nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena; valoramos a los científicos que se pasan el año completo estudiando los volcanes de Canarias sólo cuando nos arrolla una situación crítica como la que aún se está viviendo en El Hierro. Reclamamos a Madrid las aguas territoriales y permitimos que a tanta distancia y con tanta encorsetada burocracia, alguien tenga que venir de la capital a establecer colores de semáforos vulcanológicos, en lugar de exigir que el IGN se traslade aquí, a su laboratorio natural, a la mesa de pruebas más adecuada, la que más fomentaría la investigación y rentabilizaría inversiones. La desidia de las instituciones canarias es proverbial, como ocurre en otros ámbitos. Los distintos cursos sobre vulcanología que se organizan y celebran en los municipios más proclives a una crisis como la herreña son recibidos con absoluto desprecio: en ocasiones no acude ni el jefe local de protección civil. Al sexto congreso de ciudades sobre volcanes, celebrado en Tenerife, apenas se le dio relevancia mediática, y eso que acudieron 25 alcaldes de todo el mundo. Se preguntarán cuántos de ellos eran de municipios de Canarias: pues dos, y uno de ellos era el anfitrión, en del Puerto de la Cruz, que no podía escaquearse. La crisis sísmica de El Hierro ha avisado con tiempo y todo parece bajo control. Pero como región con alto riesgo volcánico, no aprobaremos esa asignatura si no aprendemos la lección y corregimos los errores.