El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Álamo Biri-Biri
Asistiremos en los meses que restan hasta la primavera de 2007, a múltiples inaguraciones, a innumerables colocaciones de primeras piedras, a anuncios de fastuosos planes de largo recorrido. Y asistiremos, cómo no, a la puesta en funcionamiento de muchos parques e instalaciones deportivas. En Gran Canaria se ocupa de estas últimas ese cacho de pan que es José Miguel Álamo, cuyo único defecto conocido es que se le afloja la tripa cada vez que Soria le va a llamar la atención. Pero es un hombre noble, de su barrio, que no es otro que el de la Cruz de Piedra, el que linda con Miller Bajo (no confundir con el polígono del otro lado del barranco). Desde hace meses los vecinos del barrio de Álamo se preguntan cuándo van a terminar las obras de la especie de plaza pública que están haciendo en el único solar libre que queda. Quieren que la inauguren ya, y si Álamo quiere medallas, que le pongan a la plaza el nombre de Biri-Biri, aquel famoso jugador del Sevilla con el que también denominaban al consejero de Deportes en su juventud. Es que nunca fue un fiera en eso del balompié.
Asistiremos en los meses que restan hasta la primavera de 2007, a múltiples inaguraciones, a innumerables colocaciones de primeras piedras, a anuncios de fastuosos planes de largo recorrido. Y asistiremos, cómo no, a la puesta en funcionamiento de muchos parques e instalaciones deportivas. En Gran Canaria se ocupa de estas últimas ese cacho de pan que es José Miguel Álamo, cuyo único defecto conocido es que se le afloja la tripa cada vez que Soria le va a llamar la atención. Pero es un hombre noble, de su barrio, que no es otro que el de la Cruz de Piedra, el que linda con Miller Bajo (no confundir con el polígono del otro lado del barranco). Desde hace meses los vecinos del barrio de Álamo se preguntan cuándo van a terminar las obras de la especie de plaza pública que están haciendo en el único solar libre que queda. Quieren que la inauguren ya, y si Álamo quiere medallas, que le pongan a la plaza el nombre de Biri-Biri, aquel famoso jugador del Sevilla con el que también denominaban al consejero de Deportes en su juventud. Es que nunca fue un fiera en eso del balompié.