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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Un alcalde atorrado

No nos olvidamos de las cosas buenas del campo aunque pasen unos días y las tengamos que retomar con más perspectiva. Hemos abandonado aparentemente las cosas que siguen ocurriendo en la comisión parlamentaria que investiga la trama eólica del PP, pero sólo para acumular unos cuantos datos que poder ofrecer a nuestros lectores como se merecen. Por ejemplo, compareció el alcalde de Gáldar, Manuel Godoy, de UPG-PP, y la cosa pasó casi inadvertida deglutida por otros temas de más enjundia. Pero las cosas que dijo Godoy, que siempre ha sido un fuera de serie para la defensa del interés general, merecen su análisis sosegado. Dijo, entre otras grandiosidades, que el Ayuntamiento de Gáldar se presentó al concurso eólico con un socio privado que aportaba los terrenos a cambio de cederle, en su caso, un 5% de los beneficios. O sea, que una institución pública que tiene terrenos se los alquila a un particular para que éste explote el parque eólico y haga negocio, cuando lo que más se puntuaba del fallido concurso era precisamente el suelo de titularidad pública. Ay, Manolo.

No nos olvidamos de las cosas buenas del campo aunque pasen unos días y las tengamos que retomar con más perspectiva. Hemos abandonado aparentemente las cosas que siguen ocurriendo en la comisión parlamentaria que investiga la trama eólica del PP, pero sólo para acumular unos cuantos datos que poder ofrecer a nuestros lectores como se merecen. Por ejemplo, compareció el alcalde de Gáldar, Manuel Godoy, de UPG-PP, y la cosa pasó casi inadvertida deglutida por otros temas de más enjundia. Pero las cosas que dijo Godoy, que siempre ha sido un fuera de serie para la defensa del interés general, merecen su análisis sosegado. Dijo, entre otras grandiosidades, que el Ayuntamiento de Gáldar se presentó al concurso eólico con un socio privado que aportaba los terrenos a cambio de cederle, en su caso, un 5% de los beneficios. O sea, que una institución pública que tiene terrenos se los alquila a un particular para que éste explote el parque eólico y haga negocio, cuando lo que más se puntuaba del fallido concurso era precisamente el suelo de titularidad pública. Ay, Manolo.