El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Alemán se sumó a la fiesta
Del discurso que Romero Pí escribió para Juan Carlos Alemán se desprendía que todo antecedente del actual Estatuto de Autonomía pasa por el mal llamado Estatuto del IUDE que elaboraran Saavedra, Cotanda, Fajardo, Viéitez y Bergasa (tres socialistas y dos comunistas de los de entonces). Hombre con el debido respeto a la Universidad, al IUDE y a los cinco nombrados, lo cierto es que hubo muchísimas más personas que empujaron para que la Ley Orgánica de 1982 fuera una realidad. Por omisión, el pope socialista en las Islas se sumó a la fiesta de las inexactitudes históricas, cuestión que podría haber salvado dando más bola a la hora de encargar sus discursos a historiadores como José Alcaraz o Teresa Noreña, o a funcionarios de toda la vida y encima allegados como Hernández Spínola. Lo cierto es que no gustó ni a los suyos, sobre todo porque se permitió el lujo de incluir pasajes que pueden comprometer posturas de su partido, nada menos que en Relaciones Exteriores. Del resto, poco que contar. Padrón recabó pocos aplausos y algunos más Sánchez Simón que si bien aportó poco, optó por el recurso de la brevedad, cuestión que siempre agradece el foro cuando se tiene tan poquito que contar. El que más en su sitio estuvo fue el anfitrión, Bravo de Laguna, quien sí se puso a la altura de las circunstancias y se ciñó a los límites institucionales de la cita. El último en hablar fue Román Rodríguez quien ejerció más de presidente del Gobierno que de la Comunidad Autónoma por más que nos juraran que la charleta de marras estaba pactada con Bravo de Laguna. No nos lo creemos del todo.
Del discurso que Romero Pí escribió para Juan Carlos Alemán se desprendía que todo antecedente del actual Estatuto de Autonomía pasa por el mal llamado Estatuto del IUDE que elaboraran Saavedra, Cotanda, Fajardo, Viéitez y Bergasa (tres socialistas y dos comunistas de los de entonces). Hombre con el debido respeto a la Universidad, al IUDE y a los cinco nombrados, lo cierto es que hubo muchísimas más personas que empujaron para que la Ley Orgánica de 1982 fuera una realidad. Por omisión, el pope socialista en las Islas se sumó a la fiesta de las inexactitudes históricas, cuestión que podría haber salvado dando más bola a la hora de encargar sus discursos a historiadores como José Alcaraz o Teresa Noreña, o a funcionarios de toda la vida y encima allegados como Hernández Spínola. Lo cierto es que no gustó ni a los suyos, sobre todo porque se permitió el lujo de incluir pasajes que pueden comprometer posturas de su partido, nada menos que en Relaciones Exteriores. Del resto, poco que contar. Padrón recabó pocos aplausos y algunos más Sánchez Simón que si bien aportó poco, optó por el recurso de la brevedad, cuestión que siempre agradece el foro cuando se tiene tan poquito que contar. El que más en su sitio estuvo fue el anfitrión, Bravo de Laguna, quien sí se puso a la altura de las circunstancias y se ciñó a los límites institucionales de la cita. El último en hablar fue Román Rodríguez quien ejerció más de presidente del Gobierno que de la Comunidad Autónoma por más que nos juraran que la charleta de marras estaba pactada con Bravo de Laguna. No nos lo creemos del todo.