Cinco años esperando

La tal asociación empresarial de Moya celebraba su presentación y se reunía por primera vez tras cinco años de intentos. Estaban presentes cuarenta empresarios que, entre otras cuestiones, estaban abordando asuntos como la modernización de las pymes o la segunda feria empresarial del norte. Pero en esto entró el alcalde, Isidro Galván, cual elefante en cacharrería, interrumpió el acto cuando intervenía el presidente de la asociación y comunicó a los presentes que necesitaba la sala para celebrar una reunión con su grupo político, el PP. Dice la oposición que, encima, el Ayuntamiento tiene una partida para los concejales para compensarles por la falta de local y oficinas donde reunirse. Un saloncito más no vendría nada mal.

La tal asociación empresarial de Moya celebraba su presentación y se reunía por primera vez tras cinco años de intentos. Estaban presentes cuarenta empresarios que, entre otras cuestiones, estaban abordando asuntos como la modernización de las pymes o la segunda feria empresarial del norte. Pero en esto entró el alcalde, Isidro Galván, cual elefante en cacharrería, interrumpió el acto cuando intervenía el presidente de la asociación y comunicó a los presentes que necesitaba la sala para celebrar una reunión con su grupo político, el PP. Dice la oposición que, encima, el Ayuntamiento tiene una partida para los concejales para compensarles por la falta de local y oficinas donde reunirse. Un saloncito más no vendría nada mal.