El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Con el apoyo del don Pepito grancanario
Con este panorama, ahora aparece Juan José Cardona con una de sus febriles ocurrencias, posiblemente parida en una de esas mañanas en las que se cree Dios al observar la ciudad a sus pies. Necesitado de emblemas con los que pasar a la posteridad y falto de un concurso económicamente cuantioso que echarse a la boca, no se le ocurre cosa mejor que proponer para acabar con los atascos en la zona de Torre de Las Palmas, en Las Alcaravaneras, que plantar otro adefesio, otro monumento a la estupidez humana, otro tributo al automóvil a cuenta de los ciudadanos, de la ciudad de mar, de la apertura al horizonte. Deprimida la avenida, desapreciado el scalextric del teatro, a este alcalde que tiene la capital grancanaria no se le ha ocurrido mejor memez que plantar allí otro enjambre de hormigón, acero y coches, otro scalextric que romperá la imagen de la playa de Las Alcaravaneras, que horrorizá a vecinos y cruceristas y que acabará con la ilusión de los que nos creímos que iba a aportar su mandato a ese viejo empeño de abrazar el mar. Y, para que no falte un solo ingrediente a este sainete, se suma alegre y desenfadado el presidente del Cabildo, el don Pepito grancanario. Qué desgracia.
Con este panorama, ahora aparece Juan José Cardona con una de sus febriles ocurrencias, posiblemente parida en una de esas mañanas en las que se cree Dios al observar la ciudad a sus pies. Necesitado de emblemas con los que pasar a la posteridad y falto de un concurso económicamente cuantioso que echarse a la boca, no se le ocurre cosa mejor que proponer para acabar con los atascos en la zona de Torre de Las Palmas, en Las Alcaravaneras, que plantar otro adefesio, otro monumento a la estupidez humana, otro tributo al automóvil a cuenta de los ciudadanos, de la ciudad de mar, de la apertura al horizonte. Deprimida la avenida, desapreciado el scalextric del teatro, a este alcalde que tiene la capital grancanaria no se le ha ocurrido mejor memez que plantar allí otro enjambre de hormigón, acero y coches, otro scalextric que romperá la imagen de la playa de Las Alcaravaneras, que horrorizá a vecinos y cruceristas y que acabará con la ilusión de los que nos creímos que iba a aportar su mandato a ese viejo empeño de abrazar el mar. Y, para que no falte un solo ingrediente a este sainete, se suma alegre y desenfadado el presidente del Cabildo, el don Pepito grancanario. Qué desgracia.