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Áticos para áticos en pleno centro de Santa Cruz

Si ha habido alguna vez algo en la historia urbanística de Santa Cruz de Tenerife que pudiera considerarse fuera de ordenación, esos son estos áticos cuya soberbia presencia en el centro de la ciudad ofrecemos hoy a nuestros lectores. Se trata de los que rematan insultantemente el edificio Beleyma Bulevar, en la manzana formada por las calles de El Pilar, Antonio de Lara, Santa Rosalía y Méndez Núñez. Un lujo al alcance de unos pocos, que diría el publicista tópico. El edificio tiene su historia, aunque no sea aún histórico. Se levanta sobre los solares que en su día ocupara la antigua Ciudad Juveni, propiedad de un personaje muy conocido de la ciudad, dueño a su vez del famoso cine Víctor y algunas perfumerías de bien ganada reputación. Conocido por el tostado de su piel, atribuido a constantes sesiones de rayos uva, nuestro Víctor llegó a un acuerdo con la promotora Beleyma para que ésta levantara el edificio a cambio de quedarse con algunas viviendas. Y el edificio se levantó, no sin que en algún momento se produjera por parte de alguien sin identificar la oportuna ofrenda a la patria ática, que luego se tradujo en esos áticos que quedaron fuera de ordenación al no estar en el proyecto inicial presentado al Ayuntamiento.

Si ha habido alguna vez algo en la historia urbanística de Santa Cruz de Tenerife que pudiera considerarse fuera de ordenación, esos son estos áticos cuya soberbia presencia en el centro de la ciudad ofrecemos hoy a nuestros lectores. Se trata de los que rematan insultantemente el edificio Beleyma Bulevar, en la manzana formada por las calles de El Pilar, Antonio de Lara, Santa Rosalía y Méndez Núñez. Un lujo al alcance de unos pocos, que diría el publicista tópico. El edificio tiene su historia, aunque no sea aún histórico. Se levanta sobre los solares que en su día ocupara la antigua Ciudad Juveni, propiedad de un personaje muy conocido de la ciudad, dueño a su vez del famoso cine Víctor y algunas perfumerías de bien ganada reputación. Conocido por el tostado de su piel, atribuido a constantes sesiones de rayos uva, nuestro Víctor llegó a un acuerdo con la promotora Beleyma para que ésta levantara el edificio a cambio de quedarse con algunas viviendas. Y el edificio se levantó, no sin que en algún momento se produjera por parte de alguien sin identificar la oportuna ofrenda a la patria ática, que luego se tradujo en esos áticos que quedaron fuera de ordenación al no estar en el proyecto inicial presentado al Ayuntamiento.