Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Bañolas pidió dos cabezas

Lifeblood entra de nuevo en ebullición, aunque ahora parece que amenaza con reboso. El auto de la magistrada Victoria Rosell archivando la pieza que a pulso se ganó la doctora Palop y abriendo una dedicada en exclusiva al concurso de la hemodiálisis, versión 2010, ha provocado un auténtico terremoto en el Gobierno de Canarias, algunos de cuyos miembros han advertido seriamente al presidente Rivero de las terribles consecuencias políticas y electorales que puede tener seguir amparando la gestión del PP en la Consejería de Sanidad. Fernando Bañolas, el consejero que sustituyó a Mercedes Roldós al frente de esa auténtica jaula de grillos en que se ha convertido el Servicio Canario de Salud, pidió de inmediato la cabeza de los dos máximos responsables del desaguisado, Guillermo Martinón y Lourdes Quesada. Para ello aprovechó que al auto que detecta la presencia de cuatro posibles delitos en el concurso se ha unido el escándalo político de las primas de 662.000 euros en el servicio de inspección médica, y cabía un camuflaje mejor que el del concurso en solitario. Pero Paulino Rivero sólo le ha podido dar la dimisión de Guillermo Martinón porque la secretaria general, Lourdes Quesada, se mantiene en sus trece de que el grado de protección del que ahora goza desaparecería con una dimisión y su reincorporación a la jefatura de servicio que le corresponda por su nivel funcionarial. José Miguel Ruano y la Fiscalía Provincial quieren ganar un poco más de tiempo. Y el PP no afloja un punto.

Lifeblood entra de nuevo en ebullición, aunque ahora parece que amenaza con reboso. El auto de la magistrada Victoria Rosell archivando la pieza que a pulso se ganó la doctora Palop y abriendo una dedicada en exclusiva al concurso de la hemodiálisis, versión 2010, ha provocado un auténtico terremoto en el Gobierno de Canarias, algunos de cuyos miembros han advertido seriamente al presidente Rivero de las terribles consecuencias políticas y electorales que puede tener seguir amparando la gestión del PP en la Consejería de Sanidad. Fernando Bañolas, el consejero que sustituyó a Mercedes Roldós al frente de esa auténtica jaula de grillos en que se ha convertido el Servicio Canario de Salud, pidió de inmediato la cabeza de los dos máximos responsables del desaguisado, Guillermo Martinón y Lourdes Quesada. Para ello aprovechó que al auto que detecta la presencia de cuatro posibles delitos en el concurso se ha unido el escándalo político de las primas de 662.000 euros en el servicio de inspección médica, y cabía un camuflaje mejor que el del concurso en solitario. Pero Paulino Rivero sólo le ha podido dar la dimisión de Guillermo Martinón porque la secretaria general, Lourdes Quesada, se mantiene en sus trece de que el grado de protección del que ahora goza desaparecería con una dimisión y su reincorporación a la jefatura de servicio que le corresponda por su nivel funcionarial. José Miguel Ruano y la Fiscalía Provincial quieren ganar un poco más de tiempo. Y el PP no afloja un punto.