Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Gobierno y PP reducen a un acuerdo mínimo en vivienda la Conferencia de Presidentes
Incertidumbre en los Altos del Golán mientras las tropas israelíes se adentran en Siria
Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

También en la biblioteca de la ULPGC

No habíamos terminado de subir el otro día algunos comentarios acerca del funcionamiento del sistema de becarios en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, cuando nos llovieron suculentos ejemplos del mismo modo de operar -o peor- en la biblioteca de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En esta institución los llaman eufemísticamente “becarios de investigación”, y según hemos podido comprobar, son veinte. Pues bien, de investigación, nada de nada, parece que el último curso de formación, destinado concretamente a atención al público, fue impartido hace unos cinco años. Cobran casi 800 euros al mes, disponen de mes de vacaciones pagadas y hasta días de asuntos propios, pero tiene truco la cosa, no vayan a creerse. Gracias a esos becarios de investigación, la Universidad se ahorra una pasta, no saca plazas para bibliotecas, no cotiza socialmente por ellos, ni pueden presentarse a oposiciones. Y así y todo, sigue faltando personal.

No habíamos terminado de subir el otro día algunos comentarios acerca del funcionamiento del sistema de becarios en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, cuando nos llovieron suculentos ejemplos del mismo modo de operar -o peor- en la biblioteca de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En esta institución los llaman eufemísticamente “becarios de investigación”, y según hemos podido comprobar, son veinte. Pues bien, de investigación, nada de nada, parece que el último curso de formación, destinado concretamente a atención al público, fue impartido hace unos cinco años. Cobran casi 800 euros al mes, disponen de mes de vacaciones pagadas y hasta días de asuntos propios, pero tiene truco la cosa, no vayan a creerse. Gracias a esos becarios de investigación, la Universidad se ahorra una pasta, no saca plazas para bibliotecas, no cotiza socialmente por ellos, ni pueden presentarse a oposiciones. Y así y todo, sigue faltando personal.