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Bravo aprieta el acelerador

Juramos por el hueso que no teníamos intención maldita este lunes de volver a mentar al presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, que ya bastante tiene el hombre entre tragarse a John Sundays, su vicepresidente fashion y primera vedette del transfuguismo isleño, explicar algún día el viaje secreto a China de su asesora de relaciones exteriores, Kristina Cernousovaite, la del propio vice Juan Domínguez, Mónica Santana (¿sin el tal Juan, ja, ja?) y la gerente de la Sociedad de Promoción con empleados y amigos de la asociación Puerto-Canteras; o ser más creíble cuando dice que no pretendía hacer una mofa de la carta de Paulino Rivero al Rey y a Rajoy, con la suya de él al propio Rivero este finde. No pretendíamos darle más vueltas al asunto porque ya olíamos el tufillo de posicionamiento electoral cubierta ya más de la mitad de su mandato. Levanta la bandera del grancanarismo victimista, una apuesta que nunca ha cuajado en el electorado de la isla redonda, lo hace al tiempo de advertir ese mismo peligro como un “insularismo insolidario” y el deseo de Gran Canaria de hacerle caso a Don Pepito -¿dios los cría, de verdad?- de ir por libre de Tenerife y sus satélites hacia una “autonomía insular plena”, y no contento con el revuelo, remata este lunes la faena, en el Foro Canarias7, anunciando su deseo de repetir como candidato, del PP se entiende, a la presidencia del Cabildo de Gran Canaria. Porque Bravo tiene un plan para la Isla, un plan estratégico que pretende poner encima de la mesa para debatir con la sociedad isleña, “incluido la internacionalización de la economía de la Isla”, que sigue sonando a chino.

Juramos por el hueso que no teníamos intención maldita este lunes de volver a mentar al presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, que ya bastante tiene el hombre entre tragarse a John Sundays, su vicepresidente fashion y primera vedette del transfuguismo isleño, explicar algún día el viaje secreto a China de su asesora de relaciones exteriores, Kristina Cernousovaite, la del propio vice Juan Domínguez, Mónica Santana (¿sin el tal Juan, ja, ja?) y la gerente de la Sociedad de Promoción con empleados y amigos de la asociación Puerto-Canteras; o ser más creíble cuando dice que no pretendía hacer una mofa de la carta de Paulino Rivero al Rey y a Rajoy, con la suya de él al propio Rivero este finde. No pretendíamos darle más vueltas al asunto porque ya olíamos el tufillo de posicionamiento electoral cubierta ya más de la mitad de su mandato. Levanta la bandera del grancanarismo victimista, una apuesta que nunca ha cuajado en el electorado de la isla redonda, lo hace al tiempo de advertir ese mismo peligro como un “insularismo insolidario” y el deseo de Gran Canaria de hacerle caso a Don Pepito -¿dios los cría, de verdad?- de ir por libre de Tenerife y sus satélites hacia una “autonomía insular plena”, y no contento con el revuelo, remata este lunes la faena, en el Foro Canarias7, anunciando su deseo de repetir como candidato, del PP se entiende, a la presidencia del Cabildo de Gran Canaria. Porque Bravo tiene un plan para la Isla, un plan estratégico que pretende poner encima de la mesa para debatir con la sociedad isleña, “incluido la internacionalización de la economía de la Isla”, que sigue sonando a chino.