El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Bravo prefirió a Cospedal
Con las diferencias entre Bravo y Rosa en su máximo esplendor, cualquier elemento de discrepancia evidenciado en las últimas semanas adquiere una notable importancia. Por ejemplo, que el presidente del Cabildo eligiera a Dolores de Cospedal y no al ministro canario y líder del PP isleño para que le presentara este martes en el foro de ABC, en Madrid. Para curarse en salud, el veterano dirigente explicó a Soria que se inclinaba por la secretaria general por su condición de abogada del Estado, carrera de la que él también es miembro. Desconocemos, por razones obvias, si la explicación satisfizo o no al señor ministro, pero conociéndolo como lo conocemos y sabiendo que le gusta más un micrófono y una cámara que a un tonto un lápiz mucho nos tememos que la idea no le hizo precisamente feliz. No hay que atribuir a eso, necesariamente, que fuera de las primeras personas en abandonar el acto. Soria sabe de sobra que su imagen en Canarias se ha deteriorado de manera extraordinaria y que, mientras tanto, otros han conseguido recuperar la suya, como es el caso de Bravo de Laguna, que encima se permitió el lujo en aquel foro de reprochar suavemente al Gobierno de España la tacañería presupuestaria para con Canarias. Menos mal que no puso como contrapeso a Zapatero, sino a los Reyes Católicos, lo que es todo un alivio financiero en la actual situación.
Con las diferencias entre Bravo y Rosa en su máximo esplendor, cualquier elemento de discrepancia evidenciado en las últimas semanas adquiere una notable importancia. Por ejemplo, que el presidente del Cabildo eligiera a Dolores de Cospedal y no al ministro canario y líder del PP isleño para que le presentara este martes en el foro de ABC, en Madrid. Para curarse en salud, el veterano dirigente explicó a Soria que se inclinaba por la secretaria general por su condición de abogada del Estado, carrera de la que él también es miembro. Desconocemos, por razones obvias, si la explicación satisfizo o no al señor ministro, pero conociéndolo como lo conocemos y sabiendo que le gusta más un micrófono y una cámara que a un tonto un lápiz mucho nos tememos que la idea no le hizo precisamente feliz. No hay que atribuir a eso, necesariamente, que fuera de las primeras personas en abandonar el acto. Soria sabe de sobra que su imagen en Canarias se ha deteriorado de manera extraordinaria y que, mientras tanto, otros han conseguido recuperar la suya, como es el caso de Bravo de Laguna, que encima se permitió el lujo en aquel foro de reprochar suavemente al Gobierno de España la tacañería presupuestaria para con Canarias. Menos mal que no puso como contrapeso a Zapatero, sino a los Reyes Católicos, lo que es todo un alivio financiero en la actual situación.