El Cabildo, que no está para carnes

Tiene razón Soria cuando dice que su Cabildo del alma no está para hacer yogures, ni para leche de cacharro. Está para bikinis, para grandes marinas y pulseritas, pero no para ganadería ni cosas que huelan mal. Los ganaderos están que se suben por las paredes, no sólo por la privatización de Sialsa, sino también por lo que consideran un continuo desprecio por esa actividad. Nos han mandado el último botón de muestra. Resulta que en un pleno del Cabildo se cometió un error garrafal al fijar los precios públicos por servicios del Matadero Insular de modo que se incluía dentro de la gestión y posterior destrucción de materiales especificados de riesgo (MER) toda la canal de las reses, y no exclusivamente la cantidad de material retirado, que varía en función de las especies y edades. Total que, para subsanarlo, se tomó un nuevo acuerdo plenario el pasado 31 de marzo, pero todavía no ha sido publicado en el Boletín Oficial de la Provincia, como sí se hizo, justo al día siguiente de adoptarse, con el acuerdo erróneo que mantiene unos precios descomunales en vigor.

Tiene razón Soria cuando dice que su Cabildo del alma no está para hacer yogures, ni para leche de cacharro. Está para bikinis, para grandes marinas y pulseritas, pero no para ganadería ni cosas que huelan mal. Los ganaderos están que se suben por las paredes, no sólo por la privatización de Sialsa, sino también por lo que consideran un continuo desprecio por esa actividad. Nos han mandado el último botón de muestra. Resulta que en un pleno del Cabildo se cometió un error garrafal al fijar los precios públicos por servicios del Matadero Insular de modo que se incluía dentro de la gestión y posterior destrucción de materiales especificados de riesgo (MER) toda la canal de las reses, y no exclusivamente la cantidad de material retirado, que varía en función de las especies y edades. Total que, para subsanarlo, se tomó un nuevo acuerdo plenario el pasado 31 de marzo, pero todavía no ha sido publicado en el Boletín Oficial de la Provincia, como sí se hizo, justo al día siguiente de adoptarse, con el acuerdo erróneo que mantiene unos precios descomunales en vigor.