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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

“Un cadáver político”

Nada será lo mismo para Guadalupe López y su esposo y asesor espiritual, Salvador Santana, tras esta semana de pasión teldense. Ella ha vuelto al redil con la cabeza baja, y a él le han dejado sacar el camión de las dependencias donde lo tenía atascado. Además, para que no se diga que le guardan rencor, le han asegurado que le pagarán unas facturillas pendientes que muy bien podrían rondar los 300.000 euros. Ya veremos qué funcionario será el encargado de arreglarlo, sobre todo si hubiera o hubiese que hacer contrato y producir una consignación presupuestaria que no existe. Pero, en fin, todo sea por la paz de los cementarios. O de los pinares malditos. Antonia Torres se ha mojado con Salvador y con Guadalupe porque dejarlo todo en manos de Mauricio y el presidente local de su club de fans, Marcelino Galindo, era un riesgo demasiado grande como para tener tranquilo al siempre inquieto Guillermo Reyes. El único que ha sido sincero, como siempre, se llama Pepe Suárez, el ex líder del PP antes del paracaidismo: “Guadalupe es un cadáver político”, sentenció.

Nada será lo mismo para Guadalupe López y su esposo y asesor espiritual, Salvador Santana, tras esta semana de pasión teldense. Ella ha vuelto al redil con la cabeza baja, y a él le han dejado sacar el camión de las dependencias donde lo tenía atascado. Además, para que no se diga que le guardan rencor, le han asegurado que le pagarán unas facturillas pendientes que muy bien podrían rondar los 300.000 euros. Ya veremos qué funcionario será el encargado de arreglarlo, sobre todo si hubiera o hubiese que hacer contrato y producir una consignación presupuestaria que no existe. Pero, en fin, todo sea por la paz de los cementarios. O de los pinares malditos. Antonia Torres se ha mojado con Salvador y con Guadalupe porque dejarlo todo en manos de Mauricio y el presidente local de su club de fans, Marcelino Galindo, era un riesgo demasiado grande como para tener tranquilo al siempre inquieto Guillermo Reyes. El único que ha sido sincero, como siempre, se llama Pepe Suárez, el ex líder del PP antes del paracaidismo: “Guadalupe es un cadáver político”, sentenció.