El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Habrá campaña dentro del Gobierno de Canarias
Como era de prever dado el tacticismo en el que se ha sumergido la política española estos últimos meses, Pedro Sánchez ha forzado una repetición electoral en la búsqueda de una composición parlamentaria que le convenga más que la de abril. No quería bajo ningún concepto gobernar con Unidas Podemos, y las derechas le han negado la “abstención técnica” con la que pretendía una legislatura de diseño, como corresponde a un líder como él.
La repetición electoral tendrá muchas consecuencias, desde la económica (unos 160 millones de euros de coste), hasta la social, con unos presupuestos bloqueados que impiden a las autonomías ejercer en plenitud las competencias que atañen a la ciudadanía, sin olvidar la desafección del electorado y el desgaste que eso debe trasladarse inmediatamente a la solvencia de las instituciones.
Pero, ¿cómo van a acometerse estas nuevas elecciones del 10 de noviembre desde Canarias?
1.- Unidas Podemos gobernando con el PSOE. Canarias ha sido uno de los ejemplos mencionados de modo recurrente por Pablo Iglesias de exitoso Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. En el caso de Canarias, con el añadido de Nueva Canarias y la Agrupación Socialista Gomera.
Los socialistas tendrán que hacer campaña criticando duramente a sus socios de Unidas Podemos en aplicación del anatema que Pedro Sánchez lanzó este martes contra su socio preferente por no haberle dejado gobernar. Y los de Noemí Santana, tendrán que ejercer, en sentido contrario, criticando a los socialistas por no admitir un gobierno de coalición y reclamar a la derecha una delatora “abstención técnica”.
Las encuestas dibujan una subida del PSOE y una caída moderada de Podemos en toda España, pero ya se sabe que en Canarias es posible que los de Iglesias aguanten mejor el temporal y que los socialistas recuperen parte del electorado de centro que en su día se les marchó a Ciudadanos, que se presenta roto y en una clara tendencia nacional proa al marisco.
2.- Coalición Canaria, desde la oposición. Coalición Canaria se va a enfrentar a la peor campaña electoral de su historia. Partiendo de unos resultados muy buenos en las generales de abril (dos diputadas por Santa Cruz de Tenerife), los de Clavijo y Ana Oramas tendrán que actuar con los recursos económicos que le queden en caja, si es que les queda alguno, porque en esta ocasión no podrán tirar de las instituciones públicas que ocupaban y manejaban con ese desparpajo que les ha venido caracterizando.
Tendrán que tirar de empresarios amigos -si les queda alguno- para financiar sus tradicionales desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, sus verbenas y sus excursiones con bocadillos de mortadela, y para colmo, ni siquiera tendrán en esta ocasión el descarado respaldo de la Radio Televisión Canaria, que tendrá nuevo administrador único en las próximas semanas.
Las encuestas aventuran un gran batacazo de los nacionalistas, a los que solo les queda la opción de un arrejuntamiento de última hora, deprisa y corriendo, con Nueva Canarias. El actual escenario otorga mucha ventaja a los de Román Rodríguez, que no solo están en el Gobierno, sino que presentan mejor posición en Gran Canaria y en algunas de las islas orientales (la circunscripción electoral de Las Palmas), donde CC está a punto de desaparecer.
No hay que descartar una reedición de la alianza electoral que otorgó dos diputados en la XI Legislatura, con Pedro Quevedo por Las Palmas y Ana Oramas por Santa Cruz de Tenerife. Pero las sensibilidades del electorado han cambiado y mientras el PSOE se presenta fuerte en oriente, Coalición Canaria puede desmoronarse en occidente en beneficio del PP, o incluso, de los socialistas.
3.- El PP recuperará terreno. El desgaste de Coalición Canaria y la desintegración de Ciudadanos en el Archipiélago, superando en el medidor de batacazos incluso a su crisis nacional, tendrán previsiblemente como beneficiario al Partido Popular. Contrariamente a lo que era de prever por la torpeza mostrada por sus dirigentes nacionales, el PP canario ha sabido resolver con generosidad y astucia la crisis que provocó la traumática salida de su presidente regional, Asier Antona, cuyo equipo médico habitual ha quedado integrado en la nueva directiva a cuyo frente ha sido colocada Australia Navarro.
Resulta paradójico comprobar que las causas que provocaron la defenestración de Antona (el boicot a cualquier pacto con Coalición Canaria) se convierta ahora en una bendición para los populares, que se preparan para recuperar a buena parte del electorado que se le marchó a Ciudadanos y a los desconsolados votantes de CC, huérfano de poder.
Pero no se fíen de ningún análisis, ni siquiera de este, porque el cabreo que ha invadido a toda la ciudadanía española con esta repetición electoral, puede provocar cualquier resultado. Incluido el mismo que se dio en abril.
Como era de prever dado el tacticismo en el que se ha sumergido la política española estos últimos meses, Pedro Sánchez ha forzado una repetición electoral en la búsqueda de una composición parlamentaria que le convenga más que la de abril. No quería bajo ningún concepto gobernar con Unidas Podemos, y las derechas le han negado la “abstención técnica” con la que pretendía una legislatura de diseño, como corresponde a un líder como él.
La repetición electoral tendrá muchas consecuencias, desde la económica (unos 160 millones de euros de coste), hasta la social, con unos presupuestos bloqueados que impiden a las autonomías ejercer en plenitud las competencias que atañen a la ciudadanía, sin olvidar la desafección del electorado y el desgaste que eso debe trasladarse inmediatamente a la solvencia de las instituciones.