Carolina Darias, Isabel Mena, Gustavo Matos…

La conmoción va por barrios. Y que haya entrado tan estrepitosamente en el PP canario podría constituir la noticia de la década. Pues sí. José Manuel Soria ha sacudido inesperadamente a su partido y las consecuencias tardarán días –incluso semanas- en poder ser estimadas. Mientras los más leales, entre los que debemos incluir a los más asustados, cierran filas en torno a las decisiones extravagantes del líder, el aparato sopesa qué hacer con José Miguel Bravo de Laguna para que el estropicio se el menor posible. Resulta sarcástico escuchar a los coroneles decir que están seguros de que el presidente del Cabildo grancanario, al que Soria ha desplazado con un despreciativo manotazo, hará campaña en favor de Mercedes Roldós, la sustituta sobre la sustituta que le impuso el Gran Timonel en un gesto que denota cualquier cosa que propósito de la enmienda. Bravo de Laguna será expulsado del PP si finalmente ejecuta su plan de concurrir a las elecciones con otra formación distinta al PP, salvo que para ahorrarle a su hijo Lucas –secretario insular del PP grancanario- el duro trance de ser quien le abra el expediente de irradiación, presente su baja en el partido, abandone el grupo popular en el Cabildo y se integre, en amor y compaña de los dos tránsfugas de este mandato, en el grupo de no adscritos de la Corporación. Será un final de ciclo bastante surrealista, qué quieren que les digamos. Los consejeros del PP le han dejado solo, lo que significa que necesitaría a los grupos de la oposición para sacar adelante cualquier decisión de calado que no se pueda resolver por la vía del decreto. De momento solo sabemos que ofrecerá una rueda de prensa el lunes y en ella es más que probable que despeje todas las dudas sobre su futuro, particularmente si cederá ante el PP con tal de que metan a su hijo Lucas en la lista, si tirará p’adelante con su desafío o si terminará dimitiendo para que –válganos el cielo- el Cabildo sea presidido desde ahora hasta mayo por Juan Domínguez. Lo dijimos en su momento y lo tenemos que traer ahora a colación: lo que mal empieza, mal acaba.

Repartiendo la escasez en el PSOE

Mientras, en el Partido Socialista Canario también hay tensiones, solo que a diferencia de lo que pasa en el PP, éstas no vienen de arriba abajo, sino en sentido inverso. El proceso de primarias ha mostrado todas sus deficiencias y sus disparates, y la candidata elegida de aquella manera, Patricia Hernández, no acaba de cuajar a pesar del esfuerzo que hay que reconocerle. También de abajo arriba se están celebrando los procesos de confección de las listas, desde las municipales (en las asambleas de cada Agrupación Local), hasta las parlamentarias, con propuestas que deberá analizar y cerrar la Ejecutiva Regional. Esta semana se han pronunciado las dos asambleas capitalinas sobre el nombre de los candidatos que han de acompañar por Gran Canaria y por Tenerife a Patricia Hernández. Las Palmas de Gran Canaria hizo valer el criterio del aparato –el mismo que la propuso en su día como precandidata oficial a la presidencia- y decidió proponer que sea Carolina Darias quien ocupe la primera plaza. De ese modo se desplazaría, al menos al tercer puesto, a la persona de la máxima confianza de Hernández, la todavía portavoz municipal Isabel Mena, a la que el mismo aparato impidió en su día el ascenso a la candidatura a la alcaldía. Siendo razonable la designación de Carolina Darias por esa mentada trayectoria del aparato, lo que no tiene mucho sentido es el reposicionamiento que hemos detectado en quien fuera el más feroz opositor al histórico líder local, Chano Franquis. Sí, decepciónense todo lo que quieran: Gabriel Corujo, que optó a primarias y se alzó como la voz crítica contra la caspa socialista, canta ahora alabanzas chanistas tras la promesa de este de proponerle de segundo en la lista al Parlamento. Corujo ha tragado con el engodo sin tener en cuenta que para ese puesto hay un serio aspirante que cuenta con más respaldos en la Regional, Jesús Morera.

Dos propuestos por Santa Cruz

En la asamblea de la Agrupación Local de Santa Cruz de Tenerife las cosas no fueron mucho más pacíficas. Allí ejerce como secretaria general Patricia Hernández, que se debate desde que resultó elegida candidata entre el fuego cruzado de las diferentes sensibilidades socialistas en la isla, a las que se ha añadido de manera estruendosa la influencia de los alcaldes del sur, auténticos artífices de su triunfo. Tiene que lidiar con el deseo irreal de Manuel Fumero, alcalde de Vilaflor y secretario general insular, de acompañarle en el segundo puesto al Parlamento por Tenerife, o ceñirse a la apuesta más segura de un candidato con mejor formación, mayor experiencia y más tirón electoral en el área metropolitana como Gustavo Matos. En una decisión con apariencia de salomónica pero disparatada e irresponsable, la asamblea se inclinó por elevar a la Ejecutiva Regional los dos nombres, el de Fumero y el de Matos. Lo que el secretario general insular no consiguió en El Rosario, que no lo propuso, lo ha conseguido en la capital, una renta escuálida que quedará reducida a nada en cuanto La Laguna se pronuncie muy probablemente en favor del actual director general de Comercio. A ver cómo la lían los alcaldes del sur, que son capaces de todo.

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La conmoción va por barrios. Y que haya entrado tan estrepitosamente en el PP canario podría constituir la noticia de la década. Pues sí. José Manuel Soria ha sacudido inesperadamente a su partido y las consecuencias tardarán días –incluso semanas- en poder ser estimadas. Mientras los más leales, entre los que debemos incluir a los más asustados, cierran filas en torno a las decisiones extravagantes del líder, el aparato sopesa qué hacer con José Miguel Bravo de Laguna para que el estropicio se el menor posible. Resulta sarcástico escuchar a los coroneles decir que están seguros de que el presidente del Cabildo grancanario, al que Soria ha desplazado con un despreciativo manotazo, hará campaña en favor de Mercedes Roldós, la sustituta sobre la sustituta que le impuso el Gran Timonel en un gesto que denota cualquier cosa que propósito de la enmienda. Bravo de Laguna será expulsado del PP si finalmente ejecuta su plan de concurrir a las elecciones con otra formación distinta al PP, salvo que para ahorrarle a su hijo Lucas –secretario insular del PP grancanario- el duro trance de ser quien le abra el expediente de irradiación, presente su baja en el partido, abandone el grupo popular en el Cabildo y se integre, en amor y compaña de los dos tránsfugas de este mandato, en el grupo de no adscritos de la Corporación. Será un final de ciclo bastante surrealista, qué quieren que les digamos. Los consejeros del PP le han dejado solo, lo que significa que necesitaría a los grupos de la oposición para sacar adelante cualquier decisión de calado que no se pueda resolver por la vía del decreto. De momento solo sabemos que ofrecerá una rueda de prensa el lunes y en ella es más que probable que despeje todas las dudas sobre su futuro, particularmente si cederá ante el PP con tal de que metan a su hijo Lucas en la lista, si tirará p’adelante con su desafío o si terminará dimitiendo para que –válganos el cielo- el Cabildo sea presidido desde ahora hasta mayo por Juan Domínguez. Lo dijimos en su momento y lo tenemos que traer ahora a colación: lo que mal empieza, mal acaba.

Repartiendo la escasez en el PSOE