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''Para estar cerca de la gente''

Resulta muy esclarecedora la reacción de los dos partidos políticos mayoritarios ante la avalancha de invitaciones a debates televisivos. Los ha pedido la Academia las Ciencias y las Artes de Televisión, Televisión Española, Antena 3, Telecinco... Y el equipo de Rubalcaba se ha apresurado a aceptarlos todos, seguramente a sabiendas de que por la teoría de los vasos comunicantes, todo aquel cuerpo que se sitúa en posición semisumergida en las encuestas puede ponerse de improviso a flote si el que va lanzado al estrellato se sienta a discutir un par de cosillas de interés. Sin embargo, la respuesta de González Pons, ese buen chico que adopta la forma de bulldog cuando le ponen una chicharra delante, ha dicho en un comunicado que habrá debates, sí, pero no todos los que se pretenden y solo si se aceptan sus aún ignotas condiciones. Para justificar esas prevenciones tan sospechosas, Pons ha dicho que la campaña de Rajoy se basará en “estar cerca de la gente”, cosa que a su juicio no puede hacer Rubalcaba por culpa de los cinco millones de parados que tiene España. Resulta curioso observar que para justificar una decisión propia, tan sospechosa como respetable, el PP siempre tenga que meterle el dedo en el ojo al adversario.

Resulta muy esclarecedora la reacción de los dos partidos políticos mayoritarios ante la avalancha de invitaciones a debates televisivos. Los ha pedido la Academia las Ciencias y las Artes de Televisión, Televisión Española, Antena 3, Telecinco... Y el equipo de Rubalcaba se ha apresurado a aceptarlos todos, seguramente a sabiendas de que por la teoría de los vasos comunicantes, todo aquel cuerpo que se sitúa en posición semisumergida en las encuestas puede ponerse de improviso a flote si el que va lanzado al estrellato se sienta a discutir un par de cosillas de interés. Sin embargo, la respuesta de González Pons, ese buen chico que adopta la forma de bulldog cuando le ponen una chicharra delante, ha dicho en un comunicado que habrá debates, sí, pero no todos los que se pretenden y solo si se aceptan sus aún ignotas condiciones. Para justificar esas prevenciones tan sospechosas, Pons ha dicho que la campaña de Rajoy se basará en “estar cerca de la gente”, cosa que a su juicio no puede hacer Rubalcaba por culpa de los cinco millones de parados que tiene España. Resulta curioso observar que para justificar una decisión propia, tan sospechosa como respetable, el PP siempre tenga que meterle el dedo en el ojo al adversario.