No será por cobrar el doble

Que el hotel Santa Catalina es punto crítico de reuniones de empresarios, políticos, periodistas y gentes del más variado pelaje no es descubrimiento novedoso. Que allí se cierran negocios claros, oscuros y leche y leche, tampoco. Pero que tres administradores concursales decidan con una copa en la mano y el teléfono móvil en la otra el futuro de la UD Las Palmas, parece un tanto llamativo. Más que nada porque no se trata de una empresa cualquiera en liquidación, ni de un simple y doloroso expediente de regulación de empleo. Se trata de muchas ilusiones, de muchas esperanzas, de muchos esfuerzos personales y colectivos, de la moral de la tropa, de unos colores muy arraigados en una afición con orgullo. Los tres administradores concursales que debatían si era “a tomar por culo” o “a tomar por saco”, ganarán el doble (26.200 euros brutos cada uno) si toman el control del club, tanto si es para reflotarlo como si es para liquidarlo. Se turnarían a la hora de pagar cada ronda, entendemos.

Que el hotel Santa Catalina es punto crítico de reuniones de empresarios, políticos, periodistas y gentes del más variado pelaje no es descubrimiento novedoso. Que allí se cierran negocios claros, oscuros y leche y leche, tampoco. Pero que tres administradores concursales decidan con una copa en la mano y el teléfono móvil en la otra el futuro de la UD Las Palmas, parece un tanto llamativo. Más que nada porque no se trata de una empresa cualquiera en liquidación, ni de un simple y doloroso expediente de regulación de empleo. Se trata de muchas ilusiones, de muchas esperanzas, de muchos esfuerzos personales y colectivos, de la moral de la tropa, de unos colores muy arraigados en una afición con orgullo. Los tres administradores concursales que debatían si era “a tomar por culo” o “a tomar por saco”, ganarán el doble (26.200 euros brutos cada uno) si toman el control del club, tanto si es para reflotarlo como si es para liquidarlo. Se turnarían a la hora de pagar cada ronda, entendemos.