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Un coche, dos agentes y un chino

Ya en julio Seguridad Integral Canaria tenía serias sospechas de que su coordinador para la vigilancia en el Cabildo, José Ángel García, se la estaba jugando. Por eso le había colocado en el coche de la empresa que él utilizaba un sistema de localización por GPS, pero al escuchar aquel “luego nos vemos” a la salida de la apertura de plicas del concurso, los agentes de asuntos internos de la compañía activaron un dispositivo mucho más sofisticado. Con el GPS chivando la posición del coche de García, dos vigilantes de Seguridad Integral Canaria se personaron en el restaurante chino donde almorzaban el coordinador, el funcionario Carlos Gutiérrez y el que por entonces era el delegado de Serramar en la isla, Rafael Gallego (no confundir con el presidente de la Asociación de Agencias de Viajes, que está desalado). Todo ocurrió en el restaurante chino Sol y Luna, en Tamaraceite, situado frente a Mercadona, en la calle Pintor Pepe Dámaso. Para cerciorarse de quiénes eran los comensales, los dos agentes de Seguridad Integral Canaria entraron en el establecimiento y, con todo el descaro del mundo, los saludaron a todos y cada uno de ellos.

Ya en julio Seguridad Integral Canaria tenía serias sospechas de que su coordinador para la vigilancia en el Cabildo, José Ángel García, se la estaba jugando. Por eso le había colocado en el coche de la empresa que él utilizaba un sistema de localización por GPS, pero al escuchar aquel “luego nos vemos” a la salida de la apertura de plicas del concurso, los agentes de asuntos internos de la compañía activaron un dispositivo mucho más sofisticado. Con el GPS chivando la posición del coche de García, dos vigilantes de Seguridad Integral Canaria se personaron en el restaurante chino donde almorzaban el coordinador, el funcionario Carlos Gutiérrez y el que por entonces era el delegado de Serramar en la isla, Rafael Gallego (no confundir con el presidente de la Asociación de Agencias de Viajes, que está desalado). Todo ocurrió en el restaurante chino Sol y Luna, en Tamaraceite, situado frente a Mercadona, en la calle Pintor Pepe Dámaso. Para cerciorarse de quiénes eran los comensales, los dos agentes de Seguridad Integral Canaria entraron en el establecimiento y, con todo el descaro del mundo, los saludaron a todos y cada uno de ellos.