El coche del Gobierno de Canarias, a pie de pista

Pero el remate no sale en plano. Cuando aterrizan en el aeropuerto de destino, Los Rodeos, los sencillotes viajeros no se dirigen al edificio terminal, como hace todo el personal, sino que tienen a su disposición a pie de pista el coche oficial del vicepresidente del Gobierno de Canarias, nuestro impagable (con perdón, que ya sabemos que le sobra, también según el TSJC) José Manuel Soria. Es hacia el coche oficial (que no se utiliza para ir a mítines, no qué va) hacia el que señala el presidente del PP canario en el momento en que el vídeo cambia de escenario, y ya nos encontramos con don Mariano de nuevo en el aeropuerto para tomar su vuelo hacia Madrid, regular, por supuesto. Pero aprecie el atento lector cómo en el momento de entregar su tarjeta de embarque, el presidente nacional del PP no muestra su DNI, como estamos obligados todos por motivos de seguridad cuando viajamos en avión y como bien recuerda la pantalla que fugazmente aparece en imagen. Efectivamente, Mariano, vuelas como nosotros. O casi.

Pero el remate no sale en plano. Cuando aterrizan en el aeropuerto de destino, Los Rodeos, los sencillotes viajeros no se dirigen al edificio terminal, como hace todo el personal, sino que tienen a su disposición a pie de pista el coche oficial del vicepresidente del Gobierno de Canarias, nuestro impagable (con perdón, que ya sabemos que le sobra, también según el TSJC) José Manuel Soria. Es hacia el coche oficial (que no se utiliza para ir a mítines, no qué va) hacia el que señala el presidente del PP canario en el momento en que el vídeo cambia de escenario, y ya nos encontramos con don Mariano de nuevo en el aeropuerto para tomar su vuelo hacia Madrid, regular, por supuesto. Pero aprecie el atento lector cómo en el momento de entregar su tarjeta de embarque, el presidente nacional del PP no muestra su DNI, como estamos obligados todos por motivos de seguridad cuando viajamos en avión y como bien recuerda la pantalla que fugazmente aparece en imagen. Efectivamente, Mariano, vuelas como nosotros. O casi.