El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Le cogieron la camella a Carmelo Martín
Carmelo Martín, el radio aventurero más dicharachero y faltón de las ondas teldenses, sigue recogiendo las semillas del mal que ha ido sembrando a lo largo de estos últimos años. Ya ha tenido que vérselas ante la Justicia por calumnias y virguerías varias lanzadas alegremente en su real emisora. Pero claro, no todo el mundo tiene el mismo aguante y, antes de que los tribunales tomen partido, hay quien decide tomarse la Justicia por su cuenta. Ocurrió este lunes cuando Martín iba tan tranquilo y con la cabeza bien alta paseando cerca de la plaza de San Juan y la ocupante de un coche lo reconoció. Presa de la cólera y con la sangre rejirviendo de un frenazo se subió encima de la acera para, a continuación, bajarse del coche y empezar a lanzar improperios a voz en grito y de cintura para abajo al mentado Carmelo. La señora -esposa del propietario de una gasolinera al que el radioaficionado le tiene especial cariño- ya totalmente enajenada se lanzó al cuello y a todo lo que tuviese a mano de su enemigo. Tal era el estado de la mujer que nadie de los que por allí andaban pudieron hacer nada -¿o quizás no quisieron?-. Tuvo que venir la Policía a poner orden. Carmelo Martín ya ha presentado la correspondiente denuncia con parte de lesiones incluido.
Carmelo Martín, el radio aventurero más dicharachero y faltón de las ondas teldenses, sigue recogiendo las semillas del mal que ha ido sembrando a lo largo de estos últimos años. Ya ha tenido que vérselas ante la Justicia por calumnias y virguerías varias lanzadas alegremente en su real emisora. Pero claro, no todo el mundo tiene el mismo aguante y, antes de que los tribunales tomen partido, hay quien decide tomarse la Justicia por su cuenta. Ocurrió este lunes cuando Martín iba tan tranquilo y con la cabeza bien alta paseando cerca de la plaza de San Juan y la ocupante de un coche lo reconoció. Presa de la cólera y con la sangre rejirviendo de un frenazo se subió encima de la acera para, a continuación, bajarse del coche y empezar a lanzar improperios a voz en grito y de cintura para abajo al mentado Carmelo. La señora -esposa del propietario de una gasolinera al que el radioaficionado le tiene especial cariño- ya totalmente enajenada se lanzó al cuello y a todo lo que tuviese a mano de su enemigo. Tal era el estado de la mujer que nadie de los que por allí andaban pudieron hacer nada -¿o quizás no quisieron?-. Tuvo que venir la Policía a poner orden. Carmelo Martín ya ha presentado la correspondiente denuncia con parte de lesiones incluido.