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Dos comidas para contarlo

José Manuel Soria fue muy prudente el martes cuando llegó a la comida a la que le habían invitado los miembros de la directiva de la patronal de los promotores inmobiliarios, Aempic. Estaba eufórico porque le acababan de comunicar hacía muy poco la sentencia por la que se condenaba al director de este periódico a 25.600 euros, entre multa e indemnización, por haberle calumniado en el asunto de La Favorita. Soria indicó a los presentes que tenía que darles una noticia, y que sería prudente porque le constaba que entre los presentes bien pudiera haber alguien de la cáscara amarga que nos llamara para contarnos lo sucedido. Y así fue, pero insistimos, Soria se mantuvo en los límites de una muy moderada y prudente euforia. Le felicitamos por el gesto. Veinticuatro horas después, la moderada euforia empezó a dar paso a cierta preocupación al comprobar que las batallas judiciales se pueden ganar en los tribunales y perder en la calle.

José Manuel Soria fue muy prudente el martes cuando llegó a la comida a la que le habían invitado los miembros de la directiva de la patronal de los promotores inmobiliarios, Aempic. Estaba eufórico porque le acababan de comunicar hacía muy poco la sentencia por la que se condenaba al director de este periódico a 25.600 euros, entre multa e indemnización, por haberle calumniado en el asunto de La Favorita. Soria indicó a los presentes que tenía que darles una noticia, y que sería prudente porque le constaba que entre los presentes bien pudiera haber alguien de la cáscara amarga que nos llamara para contarnos lo sucedido. Y así fue, pero insistimos, Soria se mantuvo en los límites de una muy moderada y prudente euforia. Le felicitamos por el gesto. Veinticuatro horas después, la moderada euforia empezó a dar paso a cierta preocupación al comprobar que las batallas judiciales se pueden ganar en los tribunales y perder en la calle.