El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El concurso de Intereconomía, aún en el alero
Mientras Soria se lame sus heridas por la frustrada operación Época y lo que pretendía fuera un escándalo contra la Policía se consolida como el Soriagate -¿o era el caso Alexis, Paquito de mi alma?-, seguimos sin tener novedades de aquel teledirigido y muy descarado concurso que Rita Martín se vio obligada a convocar a través de Promotur para otorgar 182.000 euros al Grupo Intereconomía, propietario de la ultraderechista revista, colaboradora necesaria en el patinazo soriano. El concurso sigue en tramitación en la web del Gobierno, a pesar de que la pretendida campaña que querían contratar con carácter de urgencia debió empezar a publicarse y a emitirse a través de los medios de Intereconomía este mismo mes de junio. Como recordarán, el portavoz del PP en el Parlamento, Cabrera Pérez-Camacho, dijo que estaban pendientes de analizar las ofertas de cinco concursantes, pero aquí no se mueve un pajullo, porque seguramente no habrá ni concursantes ni ganas de cogerse otra vez los dedos.
Mientras Soria se lame sus heridas por la frustrada operación Época y lo que pretendía fuera un escándalo contra la Policía se consolida como el Soriagate -¿o era el caso Alexis, Paquito de mi alma?-, seguimos sin tener novedades de aquel teledirigido y muy descarado concurso que Rita Martín se vio obligada a convocar a través de Promotur para otorgar 182.000 euros al Grupo Intereconomía, propietario de la ultraderechista revista, colaboradora necesaria en el patinazo soriano. El concurso sigue en tramitación en la web del Gobierno, a pesar de que la pretendida campaña que querían contratar con carácter de urgencia debió empezar a publicarse y a emitirse a través de los medios de Intereconomía este mismo mes de junio. Como recordarán, el portavoz del PP en el Parlamento, Cabrera Pérez-Camacho, dijo que estaban pendientes de analizar las ofertas de cinco concursantes, pero aquí no se mueve un pajullo, porque seguramente no habrá ni concursantes ni ganas de cogerse otra vez los dedos.