Conocer a Mozart

Ante un selecto grupo de empresarios con los que almorzó el martes en un reservado del Marutegui, José Manuel Soria tuvo que responder algunas preguntas subiditas de tono, es decir, de esas a las que no está acostumbrado a contestar. Un empresario le preguntó sobre sus quinielas electorales, y entre otros resultados que omitimos por imposibles, se mostró apesadumbrado por el destino en los bancos de la oposición municipal que vaticinó para Jerónimo Saavedra. “Porque para dirigir esta ciudad no hace falta saber oír a Mozart”. A lo que otro de los comensales le espetó: “Pero saber leer y escribir sí”. Y ahí se dispararon los ánimos en el almuerzo empresarial.

Ante un selecto grupo de empresarios con los que almorzó el martes en un reservado del Marutegui, José Manuel Soria tuvo que responder algunas preguntas subiditas de tono, es decir, de esas a las que no está acostumbrado a contestar. Un empresario le preguntó sobre sus quinielas electorales, y entre otros resultados que omitimos por imposibles, se mostró apesadumbrado por el destino en los bancos de la oposición municipal que vaticinó para Jerónimo Saavedra. “Porque para dirigir esta ciudad no hace falta saber oír a Mozart”. A lo que otro de los comensales le espetó: “Pero saber leer y escribir sí”. Y ahí se dispararon los ánimos en el almuerzo empresarial.