El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Los coros de Antona
Para dar respuesta a esta batería de contratiempos ya han estado todos los coristas del PP canario afinando sus gargantas este fin de semana. A ver, chicos, en do sostenido mayor, repitan conmigo “ese informe no es de la Unesco”; “esa respuesta no es del Gobierno de España”; “el meridiano cero pasa por Firgas”; “de esa agua no beberé y ese cura no es mi padre”. Unas cuantas pistas a la dirigencia las ofreció este domingo en una entrevista de Almudena Sánchez en Canarias7 el secretario general del PP canario, el desdichado Asier Antona, al que no le arrendamos las ganancias. Pretender, como pretende, erigirse en ejemplo de “la nueva política” y tener que comerse los excesos de Soria y unos marrones que hacen temblar al misterio no debe ser muy agradable. Para colmo, se intensifican los rumores que no lo colocan a él como candidato a presidente del Gobierno en 2015, sino a Mari Carmen Hernández Bento, porque lo que parece a estas alturas bastante lejano es que Soria regrese a someterse a una dulce derrota o a una amarga victoria que lo condene a la oposición. Aun así, él perseveraba este domingo: “Ese debate [el del candidato] está superado: el mejor valor y capital que tenemos es José Manuel Soria”. Con ese valor y ese importante capital (entendiendo como capital la fortuna que supone tenerlo de timonel) Asier Antona se permite reclamar la desaparición de “la vieja política, los discursos enlatados, la separación de la realidad?”, y por el contrario, reivindicar “la política sin prejuicios y la rebeldía”. ¿La rebeldía, Asier? Sale p'allá, saporrabúo, que se dice en los campos. Con esa rebeldía y esa ausencia de prejuicios, el número dos del PP canario rechaza, por ejemplo, acometer la reforma laboral porque “no resuelve el desempleo ni la pobreza ni las listas de empleo”, lo que automáticamente nos debería conducir a pedir la abolición de los gobiernos que tampoco consiguen tan nobles propósitos. Olvida Antona (o no se quiere enterar) que hay valores supremos como la democracia y la representatividad, y que a lo mejor permitiendo mayor pluralidad empiezan a resolverse los problemas, básicamente los de anquilosamiento de personas como él, en política desde que abandonó los pantalones cortos.
Para dar respuesta a esta batería de contratiempos ya han estado todos los coristas del PP canario afinando sus gargantas este fin de semana. A ver, chicos, en do sostenido mayor, repitan conmigo “ese informe no es de la Unesco”; “esa respuesta no es del Gobierno de España”; “el meridiano cero pasa por Firgas”; “de esa agua no beberé y ese cura no es mi padre”. Unas cuantas pistas a la dirigencia las ofreció este domingo en una entrevista de Almudena Sánchez en Canarias7 el secretario general del PP canario, el desdichado Asier Antona, al que no le arrendamos las ganancias. Pretender, como pretende, erigirse en ejemplo de “la nueva política” y tener que comerse los excesos de Soria y unos marrones que hacen temblar al misterio no debe ser muy agradable. Para colmo, se intensifican los rumores que no lo colocan a él como candidato a presidente del Gobierno en 2015, sino a Mari Carmen Hernández Bento, porque lo que parece a estas alturas bastante lejano es que Soria regrese a someterse a una dulce derrota o a una amarga victoria que lo condene a la oposición. Aun así, él perseveraba este domingo: “Ese debate [el del candidato] está superado: el mejor valor y capital que tenemos es José Manuel Soria”. Con ese valor y ese importante capital (entendiendo como capital la fortuna que supone tenerlo de timonel) Asier Antona se permite reclamar la desaparición de “la vieja política, los discursos enlatados, la separación de la realidad?”, y por el contrario, reivindicar “la política sin prejuicios y la rebeldía”. ¿La rebeldía, Asier? Sale p'allá, saporrabúo, que se dice en los campos. Con esa rebeldía y esa ausencia de prejuicios, el número dos del PP canario rechaza, por ejemplo, acometer la reforma laboral porque “no resuelve el desempleo ni la pobreza ni las listas de empleo”, lo que automáticamente nos debería conducir a pedir la abolición de los gobiernos que tampoco consiguen tan nobles propósitos. Olvida Antona (o no se quiere enterar) que hay valores supremos como la democracia y la representatividad, y que a lo mejor permitiendo mayor pluralidad empiezan a resolverse los problemas, básicamente los de anquilosamiento de personas como él, en política desde que abandonó los pantalones cortos.