El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La cosa debe pintar mal en Coalición Canaria
Cuando llegó el momento de abordar las expectativas electorales de Coalición Canaria en Gran Canaria, alguien del comité de campaña del partido pronunció la frase más temida: “La cosa pinta mal”. Ni siquiera la extravagante alianza con Unidos Por Gran Canaria, del nacionalista español José Miguel Bravo de Laguna, y con Compromiso, de la ya amortizada Nardy Barrios, anima al optimismo a los estrategas a las órdenes de José Miguel Barragán. La irrupción -con desigual intensidad- de otras opciones como Vox, o el impulso (ma non troppo) de Ciudadanos, operan en contra de la pretendida recuperación de las opciones de un partido que, además de la caducidad de su discurso, carga con un trienio de responsabilidades institucionales alargado artificialmente gracias al clientelismo y a la apropiación de la instituciones canarias en beneficio propio.
El tirón de las marcas nacionales, con un PSOE crecido en unas circunstancias que nadie pudo imaginar cuando Pedro Sánchez vio prosperar su moción de censura a Mariano Rajoy, tampoco ayuda mucho a Coalición Canaria, a quien de poco valen ya las trompetas de descalabro que suenan para el Partido Popular.
Así las cosas, al lumbrera de guardia en el comité de campaña de Coalición Canaria no se le ocurrió mejor idea que la de convertir la necesidad en virtud y, así, proclamar que donde todos dicen “la cosa pinta mal” había que decir que “la cosa pinta bien”. La discusión -no cuesta imaginarla dada la tendencia al clasicismo que adorna las tendencias políticas de Canarias en la últimas décadas- debió entonces discurrir alrededor de divagaciones acerca de dónde pinta realmente peor, lo que condujo obligatoriamente a la isla de Gran Canaria.
La campaña de Pablo (Rodríguez) Picasso
Es cierto. Es en la isla de Gran Canaria donde Coalición Canaria vuelve a tener un grave problema de respaldo social. Ni siquiera haciendo vicepresidente a su secretario general insular, Pablo Rodríguez, el único diputado autonómico que el partido logró en las elecciones de 2015, los pronósticos se han vuelto halagüeños. Hace muchos meses que la agenda de Rodríguez dejó de tener coherencia institucional para pasar a ser una vergonzosa sucesión de actos sociales del más variado pelaje a los que se hace acompañar de periodista, fotógrafo y camarógrafo pagados con dinero público con los que transmitir a través de los medios afines pagados con dinero público, y de los medios de titularidad pública mantenidos con dinero público, sus hazañas con clubes deportivos, agrupaciones de pulso y púa y otras entidades a las que se hace creer que con estas visitas institucionales va a cambiar su situación anterior. Pero ni así, oye.
De aquella terapia grupal en el comité de campaña de Coalición Canaria debió haber nacido el diseño de precampaña con el que el partido trata de relanzar la imagen de Pablo Rodríguez en Gran Canaria. “Pablo pinta bien”, viene a ser el lema de tal intento. Y así se puede leer en diferentes soportes, básicamente en redes sociales y en vallas publicitarias, con el intento de hacer confundir el nombre del político con el nombre de pila de Picasso, cuyas creaciones se plagian sin ningún tipo de pudor marca de la casa. Más o menos como se hizo hace algunos años con la utilización de una canción de un compositor latinoamericano que terminó reclamando el pago de sus derechos de autor.
El lumbrera de guardia debió encargar al amigo creativo de la agencia de publicidad el diseño de una campaña anticipada a las autonómicas (26 de mayo, es decir, con dos meses de antelación) con el verbo pintar como motivo central. De ahí han surgido frases tan grandiosas como “pintar la carretera de La Aldea”, “pintar parques eólicos”, “pintar menos plásticos” o “pintar más inversiones”. Un concepto que anima a confirmar que el hoy vicepresidente del Gobierno solo se dedica a pintar ideas, si es que pinta algo. Porque la sabiduría popular ya se ha encargado de ridiculizar en las redes sociales algunas de estas forzadas ocurrencias. Como la de la carretera de La Aldea, que sufre un escandaloso retraso con respecto a la fecha que anunció en su momento este Pablo que tan bien dice haberla pintado.
Los delirantes vídeos de Nardy Barrios
Mientras, sus compañeros de alianza en Gran Canaria, Nardy Barrios y José Miguel Bravo de Laguna, se afanan por salvar los muebles de la mejor manera posible. La más activa hasta el momento parece ser la que fuera diputada nacional por el Partido Popular y concejal con mando en plaza de Compromiso por Las Palmas de Gran Canaria.
Después de cuatro años de retiro, Nardy Barrios ha vuelto por sus fueros con una agresiva campaña en las redes sociales a través de las cuáles puede comprobarse que despliega una intensa actividad, quizás más intensa de lo que sería verdaderamente aconsejable. Porque la crueldad de las redes sociales es la que se está encargando de insinuarle a la veterana política que su decisión más acertada fue la de retirarse hace cuatro años y no la de regresar a arrimar el hombro para salvar a Coalición Canaria a la desesperada.
Su vídeo midiendo con paso indeciso el nuevo carril bici del Paseo de Chil, o aquel otro en el que invita al acto de mujeres de este lunes en la terraza Tao, con un “pequeño vino español” culminando tan bello encuentro en cuya convocatoria aparecen dos señoras de un partido nacionalista canario, son ejemplos de cómo una frenética campaña puede volverse en contra de quien la protagoniza.
Pinta mal para Ana Oramas González (sin el Moro)
El acto de mujeres al que ha invitado en su desaconsejable vídeo Nardy Barrios tiene otras protagonistas, además de ella misma. Por fortuna para las presentes, dicho sea sin ánimo de molestar más de lo debido. Una de ellas será la flamante número uno de Coalición Canaria al Congreso de los Diputados por Las Palmas, María Fernández, una joven abogada perfectamente desconocida a la que habrán de hacerle una campaña intensiva estas próximas cinco semanas.
Fernández no aparece en la lista de CC al Congreso fruto de ningún proceso de renovación, ni por un gesto de generosidad magnánima de los veteranos dirigentes del partido con los más jóvenes de la organización. Su nombre emerge como consecuencia de la negativa de varias personas ajenas a la organización, pero conocidas socialmente, a las que previamente se ofreció tal puesto. Fernández es cargo de confianza de Pablo Rodríguez en la Consejería de Obras Públicas, más concretamente es su responsable de relaciones con los medios informativos, puesto que no ha abandonado para presentarse a las elecciones, como han tenido que hacer en sus respectivos destinos la delegada del Gobierno, Elena Máñez, o la magistrada candidata de Podemos Victoria Rosell.
También participará este lunes en el acto de mujeres de Coalición Canaria la histórica diputada de CC Ana Oramas González-Moro, cuya continuidad en el Congreso de los Diputados vuelve a estar en cuestión, a tenor de lo que dicen algunas encuestas. Ana Oramas va a aprovechar que viaja a Gran Canaria para tener completa la agenda: por la mañana, en un acto de Editorial Prensa Canaria y por la tarde, en el encuentro de mujeres de la terraza Tao.
El cartel del primero de estos actos ya ha sido objeto de alguna chanza porque quizás por el afán de acortar su nombre para que cupiera en una sola línea, el artista de turno le suprimió la segunda parte de su segundo apellido. Y así, en lugar de Ana Oramas González-Moro, lo que apareció fue un escuálido Ana Oramas González que algunos malpensados hemos interpretado como un intento de la señora diputada de desprenderse de la fama de clasista que se ganó el día que en el pleno del Congreso descalificó a los habitantes de las Tres Mil viviendas de Sevilla.
El baño de humildad que seguramente se dio en su visita a ese populoso barrio no ha parecido muy creíble, sobre todo a tenor de lo dicho en la Ser por Almudena Grandes, que el viernes la llamó “pija de España”. Y lo que es peor, la equiparó a Rocío Monasterio, la más española de las españolas que quieren salvar a España por la gracia de Vox.
Tampoco pinta bien para Clavijo
La cosa podría aparentar a priori mejor para Coalición Canaria en Tenerife. La Junta Electoral se está ocupando de echarle una manita con los actos electorales del Ayuntamiento de Santa Cruz, presidido por un alcalde, José Manuel Bermúdez, que se erige en valor electoral seguro, según sus propios correligionarios. El levantamiento de la prohibición de celebrar el Día de la Juventud en Ofra no tiene el menor pase jurídico si se le pone en relación con la resolución anterior de la Junta Electoral de Zona, las alegaciones de Coalición Canaria (no del Ayuntamiento afectado) y las pruebas irrefutables que presentó el PSOE, amén de las fotografías que demuestran que, efectivamente, no es una celebración casual. Pero doctores tiene la iglesia y ya se sabe que en cuestiones judiciales que tengan que ver con CC en Tenerife, el lugar donde anidan lo burros que vuelan está cada vez más poblado.
Si no que le pregunten a Fernando Clavijo, quien confiado en sus asesores jurídicos y en los votos particulares del presidente del TSJC, Antonio Doreste, consejero que fue de Coalición Canaria en un Gobierno del inconfundible Manuel Hermoso, se ha enredado en una defensa absurda del caso Grúas. La última resolución del tribunal que fuera de los aforados, de nuevo con el voto particular de Doreste, vuelve a dejar en manos del Juzgado de Instrucción 2 de La Laguna la investigación al presidente del Gobierno. Y en lugar de tener que declarar como investigado el 15 de marzo, como inicialmente estaba programado, la nueva fecha será más cercana a la de la convocatoria electoral a la que pretende presentarse para revalidar su cargo.
La jueza que le dio patadón p’alante a la cosa se enfrenta ahora al desagradable papelón de una tercera resolución de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife instándole a instruir como mandan los cánones, y en el peor de los casos, a una denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial precisamente por la misma cosa.
Cuando llegó el momento de abordar las expectativas electorales de Coalición Canaria en Gran Canaria, alguien del comité de campaña del partido pronunció la frase más temida: “La cosa pinta mal”. Ni siquiera la extravagante alianza con Unidos Por Gran Canaria, del nacionalista español José Miguel Bravo de Laguna, y con Compromiso, de la ya amortizada Nardy Barrios, anima al optimismo a los estrategas a las órdenes de José Miguel Barragán. La irrupción -con desigual intensidad- de otras opciones como Vox, o el impulso (ma non troppo) de Ciudadanos, operan en contra de la pretendida recuperación de las opciones de un partido que, además de la caducidad de su discurso, carga con un trienio de responsabilidades institucionales alargado artificialmente gracias al clientelismo y a la apropiación de la instituciones canarias en beneficio propio.
El tirón de las marcas nacionales, con un PSOE crecido en unas circunstancias que nadie pudo imaginar cuando Pedro Sánchez vio prosperar su moción de censura a Mariano Rajoy, tampoco ayuda mucho a Coalición Canaria, a quien de poco valen ya las trompetas de descalabro que suenan para el Partido Popular.