El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La crisis y ''la intransigencia comunista''
Ni Premio Canarias ni Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma. A don José Rodríguez Ramírez, director y editor de El Día, insigne patriota e insuperable visionario hay que otorgarle el Nobel de Economía. Pero ya. Este martes obsequió a su parroquia con un profundo análisis de la coyuntura que vive Canarias que debería ser estudiado en las universidades de todo el planeta. Sentado en su despacho y rodeado “de cuadros evocadores de las figuras de los guanches, de sus tierras, de sus utensilios, de su aura de paz antes de verse atropellados por los españoles”, nos lo podemos imaginar meditando profundamente sobre nuestros orígenes, nuestro inestable presente y nuestro incierto futuro. Tras describir las duras vicisitudes que también padece la empresa editora de El Día, las mismas que sufren todos los medios de comunicación españoles, el editorialista culpa, en primer término, a la pérfida metrópoli, que impuso la crisis al Archipiélago, así, sin anestesia. Y tras “la carencia de ingresos”, el consabido recorte, que en El Día se engrosa con despidos no pactados con el comité de empresa. Y, “para colmo de males, también ha surgido la intransigencia comunista”, que en realidad se lo escribieron mal, porque cuando dictó el palabro dijo exactamente “comuniiiiiiiiiiista”, y algo del oro de Moscú, seguramente.
Ni Premio Canarias ni Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma. A don José Rodríguez Ramírez, director y editor de El Día, insigne patriota e insuperable visionario hay que otorgarle el Nobel de Economía. Pero ya. Este martes obsequió a su parroquia con un profundo análisis de la coyuntura que vive Canarias que debería ser estudiado en las universidades de todo el planeta. Sentado en su despacho y rodeado “de cuadros evocadores de las figuras de los guanches, de sus tierras, de sus utensilios, de su aura de paz antes de verse atropellados por los españoles”, nos lo podemos imaginar meditando profundamente sobre nuestros orígenes, nuestro inestable presente y nuestro incierto futuro. Tras describir las duras vicisitudes que también padece la empresa editora de El Día, las mismas que sufren todos los medios de comunicación españoles, el editorialista culpa, en primer término, a la pérfida metrópoli, que impuso la crisis al Archipiélago, así, sin anestesia. Y tras “la carencia de ingresos”, el consabido recorte, que en El Día se engrosa con despidos no pactados con el comité de empresa. Y, “para colmo de males, también ha surgido la intransigencia comunista”, que en realidad se lo escribieron mal, porque cuando dictó el palabro dijo exactamente “comuniiiiiiiiiiista”, y algo del oro de Moscú, seguramente.