Que lo cuente Nacho Bosque

Por cierto, ¿quién es el periodista, electricista, fontanero, filatélico o numismático que firma tan genial transcripción de la cinta en este numerito de la revista Época? Porque en el staff de la publicación no aparece el tal Nacho Bosque. Hay un Bosque, pero es el subdirector comercial, de nombre Luis María. Y hay hasta un Soria, Juan Miguel, que es el responsable de Publicidad. Pero Nacho Bosque no aparece ni siquiera en la nómina de colaboradores de la publicación. Suponemos que no será un seudónimo y que tan genial periodista se hará carne algún día, no sabemos si con el rostro colorado o presumiendo de ser el número uno mundial en periodismo de investigación profunda, especializado en lavado de imagen de políticos en trance de reprobación e imputados por delitos relacionados con la corrupción. Cuando lo comprobemos lo felicitaremos, como felicitamos al director de la publicación, Carlos Dávila, que encima se permite ir dando clases de periodismo por esos mundos de Dios. Qué tropa, Mariano, qué tropa.

Por cierto, ¿quién es el periodista, electricista, fontanero, filatélico o numismático que firma tan genial transcripción de la cinta en este numerito de la revista Época? Porque en el staff de la publicación no aparece el tal Nacho Bosque. Hay un Bosque, pero es el subdirector comercial, de nombre Luis María. Y hay hasta un Soria, Juan Miguel, que es el responsable de Publicidad. Pero Nacho Bosque no aparece ni siquiera en la nómina de colaboradores de la publicación. Suponemos que no será un seudónimo y que tan genial periodista se hará carne algún día, no sabemos si con el rostro colorado o presumiendo de ser el número uno mundial en periodismo de investigación profunda, especializado en lavado de imagen de políticos en trance de reprobación e imputados por delitos relacionados con la corrupción. Cuando lo comprobemos lo felicitaremos, como felicitamos al director de la publicación, Carlos Dávila, que encima se permite ir dando clases de periodismo por esos mundos de Dios. Qué tropa, Mariano, qué tropa.