El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Decepción en Pájara
Seguimos en la costa. El Ayuntamiento de Pájara, en Fuerteventura, no parece que esté por la labor de un poco de rigor, y eso es una decepción para muchos. Ahora mismo, en Morro Jable, ocupan el dominio público sin permiso de Costas, porque no queremos creer que Costas haya dado el visto bueno a eso tan disparatado que hemos visto estos días. Ese clientelismo y ese tirar p'alante no parece estar en la cultura del PSC, que gobierna en ese municipio y que presume -y a lo mejor tiene razón- de estar vacunado contra ese criptoperonismo, sabor populista y retrogusto insularista versión campanario, que tanto abunda en Canarias. Quizá por eso, porque los socialistas dan alto en el barómetro de la seriedad en tantos municipios, llevan tanto tiempo en la gélida oposición. ¿Cambiarán ese talante de cara al al empujón de 2007? ¿Hay que cambiar para gobernar?¿Es una contradicción o un designio fatal, ése que anida en Canarias y que hace que votemos al trapisondista para empezar a quejarnos al dia siguiente al ritmo de “todos son iguales” y “esto no hay quien lo arregle”?
Seguimos en la costa. El Ayuntamiento de Pájara, en Fuerteventura, no parece que esté por la labor de un poco de rigor, y eso es una decepción para muchos. Ahora mismo, en Morro Jable, ocupan el dominio público sin permiso de Costas, porque no queremos creer que Costas haya dado el visto bueno a eso tan disparatado que hemos visto estos días. Ese clientelismo y ese tirar p'alante no parece estar en la cultura del PSC, que gobierna en ese municipio y que presume -y a lo mejor tiene razón- de estar vacunado contra ese criptoperonismo, sabor populista y retrogusto insularista versión campanario, que tanto abunda en Canarias. Quizá por eso, porque los socialistas dan alto en el barómetro de la seriedad en tantos municipios, llevan tanto tiempo en la gélida oposición. ¿Cambiarán ese talante de cara al al empujón de 2007? ¿Hay que cambiar para gobernar?¿Es una contradicción o un designio fatal, ése que anida en Canarias y que hace que votemos al trapisondista para empezar a quejarnos al dia siguiente al ritmo de “todos son iguales” y “esto no hay quien lo arregle”?