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'El Día' recula y a la vez imputa otro delito

Lo peor es el desquicie. Lejos de reconocer la apoteósica cagada, lejos de intentar recular y pedir disculpas, el periódico El Día volvió este viernes a la carga tratando de hacer pasar por verdad lo que, a todas luces, es una inmensa mentira, una bosta del tamaño de la catedral de La Laguna. Pese a no tener sobre sus espaldas la carga de la prueba, Paulino Rivero mostró este jueves documentos que claramente dejan en pelotas la única evidencia de la que se podía agarrar el periódico de don Pepito para acusar al presidente de tener negocios extraños en México. En su edición de este viernes, el insigne y dicharachero editorialista independentista dio una nueva vuelta de tuerca a su desquicie periodístico publicando una “acotación” en la que pretendió informar a sus lectores de que su papel en este caso no ha sido el de afirmar, sino el de reflejar. “El Día no afirma, sino que refleja”, se titula esa insípida y flipante pieza, a lo largo de la cual el periódico culpa al portal Kanarileaks e insiste en que sigue investigando “por medio de un despacho mexicano que sigue rastreando”. Y mexicano debe ser sin duda el bufette porque a don Pepito le ha chiflado una de las expresiones llegadas desde el distrito federal: la información “es difícil de accesar” atención, “porque en México se pueden registrar este tipo de documentos de manera pública y también privada” (¿y?). O sea, que sus corresponsales en México no han conseguido nada, ni un mísero papelote del que agarrarse para sacar la pata del charco en el que se han metido.

Lo peor es el desquicie. Lejos de reconocer la apoteósica cagada, lejos de intentar recular y pedir disculpas, el periódico El Día volvió este viernes a la carga tratando de hacer pasar por verdad lo que, a todas luces, es una inmensa mentira, una bosta del tamaño de la catedral de La Laguna. Pese a no tener sobre sus espaldas la carga de la prueba, Paulino Rivero mostró este jueves documentos que claramente dejan en pelotas la única evidencia de la que se podía agarrar el periódico de don Pepito para acusar al presidente de tener negocios extraños en México. En su edición de este viernes, el insigne y dicharachero editorialista independentista dio una nueva vuelta de tuerca a su desquicie periodístico publicando una “acotación” en la que pretendió informar a sus lectores de que su papel en este caso no ha sido el de afirmar, sino el de reflejar. “El Día no afirma, sino que refleja”, se titula esa insípida y flipante pieza, a lo largo de la cual el periódico culpa al portal Kanarileaks e insiste en que sigue investigando “por medio de un despacho mexicano que sigue rastreando”. Y mexicano debe ser sin duda el bufette porque a don Pepito le ha chiflado una de las expresiones llegadas desde el distrito federal: la información “es difícil de accesar” atención, “porque en México se pueden registrar este tipo de documentos de manera pública y también privada” (¿y?). O sea, que sus corresponsales en México no han conseguido nada, ni un mísero papelote del que agarrarse para sacar la pata del charco en el que se han metido.