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La dilación beneficia a los culpables

En total, ya pueden ustedes irle echando hilo a la cometa porque antes de un par de años no va a ver fumata blanca en el caso de corrupción más sonado de la historia de Canarias, en clara competencia con la Operación Unión, que también arrojó una novedad este lunes: la segunda juez que instruye ese asunto de corrupción conejera se nos marcha para Euskadi. La dilación de los procesos judiciales perjudica sobre todo a la justicia porque afecta a su proverbial imagen de lentitud y porque pospone en el tiempo la resolución de todas las dudas sobre la actuación de personajes que tenían sobre sus espaldas las responsabilidades de la gestión de lo público. Perjudica, igualmente, a las personas inocentes que puedan haberse vistas, por cualquier circunstancia, envueltas en las investigaciones, y que solo se verán liberadas de esa condición ante una sentencia absolutoria si antes un juez no produce el archivo respecto a ellos. Un retraso como el que va a sufrir el sumario de Las Teresitas beneficia notablemente a los verdaderos culpables de eso que la fiscal anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife, María Farnés Martínez, calificó desde el principio como “pelotazo de libro”. Y los beneficia notablemente porque la alarma social se desinfla por momentos al tiempo que otros asuntos de igual o aparente mayor enjundia, como la irrupción de otros casos de corrupción o la misma crisis económica, provocan un efecto eclipse que los va diluyendo ante la opinión pública.

En total, ya pueden ustedes irle echando hilo a la cometa porque antes de un par de años no va a ver fumata blanca en el caso de corrupción más sonado de la historia de Canarias, en clara competencia con la Operación Unión, que también arrojó una novedad este lunes: la segunda juez que instruye ese asunto de corrupción conejera se nos marcha para Euskadi. La dilación de los procesos judiciales perjudica sobre todo a la justicia porque afecta a su proverbial imagen de lentitud y porque pospone en el tiempo la resolución de todas las dudas sobre la actuación de personajes que tenían sobre sus espaldas las responsabilidades de la gestión de lo público. Perjudica, igualmente, a las personas inocentes que puedan haberse vistas, por cualquier circunstancia, envueltas en las investigaciones, y que solo se verán liberadas de esa condición ante una sentencia absolutoria si antes un juez no produce el archivo respecto a ellos. Un retraso como el que va a sufrir el sumario de Las Teresitas beneficia notablemente a los verdaderos culpables de eso que la fiscal anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife, María Farnés Martínez, calificó desde el principio como “pelotazo de libro”. Y los beneficia notablemente porque la alarma social se desinfla por momentos al tiempo que otros asuntos de igual o aparente mayor enjundia, como la irrupción de otros casos de corrupción o la misma crisis económica, provocan un efecto eclipse que los va diluyendo ante la opinión pública.