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Directores generales con barbas en remojo

Varios directores generales están en estos momentos en la cuerda floja, unos por su manifiesta incompetencia, inversamente proporcional a su capacidad para la conspiración y el tejemaneje, y otros por no gozar de la confianza de sus superiores políticos. En alguno de esos dos grupos se encuentra el director general de desarrollo sostenible, Javier García Latorre, a cuya cabeza apuntan muchos concejales como prototipo de cargo de confianza prescindible en momentos de crisis (económica, de ideas, de operatividad y de funcionamiento). Dependiente de Néstor Hernández, concejal de Urbanismo, García Latorre también es considerado un factótum de Arcadio Díaz Tejera, cuya influencia directa o indirecta en el equipo de gobierno también es considerada nefasta por la facción correspondiente. Pero no es, ni mucho menos, el único director general con las barbas en remojo.

Varios directores generales están en estos momentos en la cuerda floja, unos por su manifiesta incompetencia, inversamente proporcional a su capacidad para la conspiración y el tejemaneje, y otros por no gozar de la confianza de sus superiores políticos. En alguno de esos dos grupos se encuentra el director general de desarrollo sostenible, Javier García Latorre, a cuya cabeza apuntan muchos concejales como prototipo de cargo de confianza prescindible en momentos de crisis (económica, de ideas, de operatividad y de funcionamiento). Dependiente de Néstor Hernández, concejal de Urbanismo, García Latorre también es considerado un factótum de Arcadio Díaz Tejera, cuya influencia directa o indirecta en el equipo de gobierno también es considerada nefasta por la facción correspondiente. Pero no es, ni mucho menos, el único director general con las barbas en remojo.