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Sin discurso presidencial

Según marca el reglamento de las mociones de censura, el censurante, en este caso José Miguel Pérez, del PSOE, tendrá un turno de intervención para justificar la censura al grupo de gobierno, del PP. Éste, a continuación, tendrá un turno para defenderse y, previsiblemente (perdón por el palabro) meterse con la iniciativa, a la que catalogará (otra vez previsiblemente) de antinatura, antipopular, antipeldaños y antipulgas (por lo de rascarse, a ver si nos entendemos). Una vez proclamado presidente, el censurante no tendrá opción de pronunciar un discurso ya investido, lo que significa que habrá de expresarse de ese modo en el mismo parlamento de censura. Pero para que nadie se quede con la magua, se prepara un pleno un poquito más solemne para 48 horas después, esta vez sin tanta limitación de público pero sin grandes fastos, que hay que ponerse a trabajar. Y las arcas que han dejado los salientes tampoco están para muchos farolillos.

Según marca el reglamento de las mociones de censura, el censurante, en este caso José Miguel Pérez, del PSOE, tendrá un turno de intervención para justificar la censura al grupo de gobierno, del PP. Éste, a continuación, tendrá un turno para defenderse y, previsiblemente (perdón por el palabro) meterse con la iniciativa, a la que catalogará (otra vez previsiblemente) de antinatura, antipopular, antipeldaños y antipulgas (por lo de rascarse, a ver si nos entendemos). Una vez proclamado presidente, el censurante no tendrá opción de pronunciar un discurso ya investido, lo que significa que habrá de expresarse de ese modo en el mismo parlamento de censura. Pero para que nadie se quede con la magua, se prepara un pleno un poquito más solemne para 48 horas después, esta vez sin tanta limitación de público pero sin grandes fastos, que hay que ponerse a trabajar. Y las arcas que han dejado los salientes tampoco están para muchos farolillos.