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Más para las eléctricas

En materia energética ya conocemos que Soria protegerá a las grandes compañías en la prórroga de todas las centrales nucleares y que tratará de agradarlas para reconducir fuera de compromisos presupuestarios la larga y aún abierta polémica del déficit tarifario. A las eléctricas, lo que pidan, parece la consigna. Así, estos días nos hemos desayunado con que la tarificación domiciliaria volverá a ser bimensual, algo que parece haber agradado también a algunas asociaciones de consumidores, cosa que no logramos explicarnos. Porque no desaparece ese sometimiento a lecturas reales combinadas con consumos medios estimativos y se coloca en manos de las compañías más arbitrariedad de la que ya gozaban, ahorrándoles la gestión administrativa de seis recibos al año y postergando sine die la inaplazable modernización de los contadores, por los que seguimos pagando un injustificado alquiler. Al consumidor se la hurta información detallada y en tiempo real de lo que consume, por si en una de esta le da por aplicarse esa cantinela de no gastar por encima de sus posibilidades. Todo ello en tan solo treinta días. Cuando lleven cien no nos queremos ni imaginar por dónde irán los derechos de los usuarios y por dónde los beneficios a las grandes empresas.

En materia energética ya conocemos que Soria protegerá a las grandes compañías en la prórroga de todas las centrales nucleares y que tratará de agradarlas para reconducir fuera de compromisos presupuestarios la larga y aún abierta polémica del déficit tarifario. A las eléctricas, lo que pidan, parece la consigna. Así, estos días nos hemos desayunado con que la tarificación domiciliaria volverá a ser bimensual, algo que parece haber agradado también a algunas asociaciones de consumidores, cosa que no logramos explicarnos. Porque no desaparece ese sometimiento a lecturas reales combinadas con consumos medios estimativos y se coloca en manos de las compañías más arbitrariedad de la que ya gozaban, ahorrándoles la gestión administrativa de seis recibos al año y postergando sine die la inaplazable modernización de los contadores, por los que seguimos pagando un injustificado alquiler. Al consumidor se la hurta información detallada y en tiempo real de lo que consume, por si en una de esta le da por aplicarse esa cantinela de no gastar por encima de sus posibilidades. Todo ello en tan solo treinta días. Cuando lleven cien no nos queremos ni imaginar por dónde irán los derechos de los usuarios y por dónde los beneficios a las grandes empresas.