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Eligió la escoria

Pero, ¿por qué se prestó Chavanel a ese espectáculo que tan poco dice de su profesionalidad como periodista? Muy sencillo, se trataba de ayudar a los malos, a los acusados de un delito de revelación de secretos, policías llamados a custodiar de manera diligente las pruebas que se les entregan para su cotejo y análisis. Policías acusados nada menos que de filtrar esas pruebas no a periodistas, sino a personas investigadas como José Luis Mena, el multi-imputado jefe de la oficina de Urbanismo de Telde, que fue escuchado por la Policía preguntar alarmado por la posibilidad de que su nombre apareciera en la libreta de Toñi Torres. Un Mena que hasta que no vio la prueba con sus propios ojos no se quedó tranquilo. Porque Chavanel, siempre que tiene ocasión de elegir, elige la escoria, siempre que la escoria le sirva para sus sagradas obsesiones, y una de esas obsesiones es CANARIAS AHORA y particularmente su director, Carlos Sosa. Agentes policiales como Vargas, que libran una feroz batalla contra compañeros decentes del Cuerpo Nacional de Policía y contra los periodistas que lo hemos desenmascarado en alguna ocasión, son cómplices preciosos para Chavanel en esa cruzada de alcantarilla que ha emprendido. Y cuando sus secuaces piden ayuda, para allá va a hablar por boca de ganso. No, no es buena persona; y tampoco es Chavanel un buen periodista.

Pero, ¿por qué se prestó Chavanel a ese espectáculo que tan poco dice de su profesionalidad como periodista? Muy sencillo, se trataba de ayudar a los malos, a los acusados de un delito de revelación de secretos, policías llamados a custodiar de manera diligente las pruebas que se les entregan para su cotejo y análisis. Policías acusados nada menos que de filtrar esas pruebas no a periodistas, sino a personas investigadas como José Luis Mena, el multi-imputado jefe de la oficina de Urbanismo de Telde, que fue escuchado por la Policía preguntar alarmado por la posibilidad de que su nombre apareciera en la libreta de Toñi Torres. Un Mena que hasta que no vio la prueba con sus propios ojos no se quedó tranquilo. Porque Chavanel, siempre que tiene ocasión de elegir, elige la escoria, siempre que la escoria le sirva para sus sagradas obsesiones, y una de esas obsesiones es CANARIAS AHORA y particularmente su director, Carlos Sosa. Agentes policiales como Vargas, que libran una feroz batalla contra compañeros decentes del Cuerpo Nacional de Policía y contra los periodistas que lo hemos desenmascarado en alguna ocasión, son cómplices preciosos para Chavanel en esa cruzada de alcantarilla que ha emprendido. Y cuando sus secuaces piden ayuda, para allá va a hablar por boca de ganso. No, no es buena persona; y tampoco es Chavanel un buen periodista.