El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Empezar el año con uno menos
Ángel Luis Tadeo ha sido el único (o al menos fue el primero) que dijo que esta crisis la superaremos con optimismo y con turismo. Y tras él fueron varios -incluido el presidente Paulino Rivero- que dijeron lo mismo: más trabajar y menos darle al moco fácil. Pero Tadeo se marchó definitivamente este domingo en medio de una conmoción generalizada, primero, la de su familia, que pierde al padre, al marido, al hermano... de manera casi inesperada. Pero, a continuación, la conmoción ha sido de esta sociedad, que se queda sin un empresario con un empuje inusual y con una infrecuente capacidad para el entendimiento y la solidaridad. Estos dos últimos días no faltó nadie en el tanatorio de San Miguel, ni siquiera aquellos colegas que algún día se consideraron enfrentados al empresario fallecido, ni siquiera aquellos políticos a los que el presidente de la Cámara de Comercio puso en su sitio en el convencimiento de que tanta revoltura no podía ser buena. Pero, además de la pérdida, lo peor de la repentina marcha de Tadeo es que no hay mucho recambio a la vista. Y no porque falten buenos empresarios, sino porque hay pocos que estén dispuestos a sacrificarse para arrimar el hombro por sí mismos y por todos los demás. Hablamos de empresarios serios, que de los cachanchanes ya se sabe el destino que tienen.
Ángel Luis Tadeo ha sido el único (o al menos fue el primero) que dijo que esta crisis la superaremos con optimismo y con turismo. Y tras él fueron varios -incluido el presidente Paulino Rivero- que dijeron lo mismo: más trabajar y menos darle al moco fácil. Pero Tadeo se marchó definitivamente este domingo en medio de una conmoción generalizada, primero, la de su familia, que pierde al padre, al marido, al hermano... de manera casi inesperada. Pero, a continuación, la conmoción ha sido de esta sociedad, que se queda sin un empresario con un empuje inusual y con una infrecuente capacidad para el entendimiento y la solidaridad. Estos dos últimos días no faltó nadie en el tanatorio de San Miguel, ni siquiera aquellos colegas que algún día se consideraron enfrentados al empresario fallecido, ni siquiera aquellos políticos a los que el presidente de la Cámara de Comercio puso en su sitio en el convencimiento de que tanta revoltura no podía ser buena. Pero, además de la pérdida, lo peor de la repentina marcha de Tadeo es que no hay mucho recambio a la vista. Y no porque falten buenos empresarios, sino porque hay pocos que estén dispuestos a sacrificarse para arrimar el hombro por sí mismos y por todos los demás. Hablamos de empresarios serios, que de los cachanchanes ya se sabe el destino que tienen.