El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un 'Envite' urgente
Lo primero es lo primero: que alguien llame corriendo a Willy para montar un Envite urgente en La Nuestra de nosotros de toda la vida para contrarrestar. Porque lo hecho este martes por el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, en el programa de despedida de la temporada del 59 Segundos canario, necesita un contrapeso de inmediato. Espeso, cansado, tocado por una lesión muscular que le afecta a la espalda y al brazo derecho, Rivero se presentó este martes cargado de lugares comunes, de respuestas vacías, de catálogos manidos con los que responder a los seis periodistas que acompañaron a Fátima Hernández, la presentadora de TVE-C, en la entrevista al presidente. Nervioso cuando se le tocaron asuntos como la peineta y la mantilla para su mujer pagadas con fondos públicos; poco creíble al defender la fiabilidad de Soria; contradictorio al exaltar la formación frente a la Universidad de la Vida, el presidente se intentó zafar sin éxito de una batería de preguntas cortésmente formuladas pero implacables, crudas y ásperas, como corresponde al pésimo momento político, económico y social que viven las Islas bajo su mandato. Y el de su vicepresidente y socio de gobierno.
Lo primero es lo primero: que alguien llame corriendo a Willy para montar un Envite urgente en La Nuestra de nosotros de toda la vida para contrarrestar. Porque lo hecho este martes por el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, en el programa de despedida de la temporada del 59 Segundos canario, necesita un contrapeso de inmediato. Espeso, cansado, tocado por una lesión muscular que le afecta a la espalda y al brazo derecho, Rivero se presentó este martes cargado de lugares comunes, de respuestas vacías, de catálogos manidos con los que responder a los seis periodistas que acompañaron a Fátima Hernández, la presentadora de TVE-C, en la entrevista al presidente. Nervioso cuando se le tocaron asuntos como la peineta y la mantilla para su mujer pagadas con fondos públicos; poco creíble al defender la fiabilidad de Soria; contradictorio al exaltar la formación frente a la Universidad de la Vida, el presidente se intentó zafar sin éxito de una batería de preguntas cortésmente formuladas pero implacables, crudas y ásperas, como corresponde al pésimo momento político, económico y social que viven las Islas bajo su mandato. Y el de su vicepresidente y socio de gobierno.