Una escultura venerada

Ya saben que la ciudad de Telde, y más concretamente su Ayuntamiento, anda empeñado últimamente en desplegar un importante esfuerzo para dotar al municipio de una buena colección de esculturas. Lo pueden comprobar dándose una vuelta por la ciudad, y coincidirán con la mayoría de las personas en que hay algunas esculturas que muy bien podrían habérselas ahorrado el consistorio por el bien de sus conciudadanos, pero bueno. Otras llaman poderosamente la atención, no sólo por sus proporciones, como es el caso del drago que se levanta en La Garita, o por su realismo y la capacidad que pueden llegar a tener de sintonía con la población. En este apartado podemos incluir la escultura a la madre Teresa de Calcuta, del artista Manolo González, que acaba de ser descubierta estos días. No se sabe si por la calidad de la obra, por las circunstancias de representar a un personaje admirado que, además, estos días es noticia por su beatificación, o por el alto realismo de la imagen, que la escultura ha sido enseguida adornada con flores colocadas por ciudadanos anónimos. Manolo González empleó cinco meses en hacerla y asegura sentirse muy orgulloso de su obra, que además ha ido acompañada de algunas modificaciones en el entorno urbano que la ha acogido, junto al parque de Arnao.

Ya saben que la ciudad de Telde, y más concretamente su Ayuntamiento, anda empeñado últimamente en desplegar un importante esfuerzo para dotar al municipio de una buena colección de esculturas. Lo pueden comprobar dándose una vuelta por la ciudad, y coincidirán con la mayoría de las personas en que hay algunas esculturas que muy bien podrían habérselas ahorrado el consistorio por el bien de sus conciudadanos, pero bueno. Otras llaman poderosamente la atención, no sólo por sus proporciones, como es el caso del drago que se levanta en La Garita, o por su realismo y la capacidad que pueden llegar a tener de sintonía con la población. En este apartado podemos incluir la escultura a la madre Teresa de Calcuta, del artista Manolo González, que acaba de ser descubierta estos días. No se sabe si por la calidad de la obra, por las circunstancias de representar a un personaje admirado que, además, estos días es noticia por su beatificación, o por el alto realismo de la imagen, que la escultura ha sido enseguida adornada con flores colocadas por ciudadanos anónimos. Manolo González empleó cinco meses en hacerla y asegura sentirse muy orgulloso de su obra, que además ha ido acompañada de algunas modificaciones en el entorno urbano que la ha acogido, junto al parque de Arnao.