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Estalla el Hospital Insular

Nadie en el Hospital Insular se cree que las razones oficiales esgrimidas para justificar las dimisiones de los dos subdirectores sean las reales. Domingo Cabrera y Luis López, que formalizaron ayer el abandono de sus respectivos cargos, se marchan porque no congenian ni con el director del centro, Ángel Sierra, ni con la gerente, Rafaela Ariza. Los desencuentros con esta última han sido constantes y todos coinciden en que la gerente no ha sido capaz de gestionar eficazmente la crisis producida por la sobrepresión asistencial que padece el histórico hospital grancanario. Nunca el Insular había estado tan mal en cuanto a organización se refiere, con unas listas de espera que añaden -si cabe- más tensión a los profesionales, con un servicio de urgencias cada día más caótico y con una desmotivación que ayuda muy poco de cara a los usuarios. Para rematar el desalentador panorama, también ha dimitido una subdirectora del Materno, Carmen Barrios, que tiró la toalla en su intento por introducir sistemas de control sobre los médicos pediatras. Se cuece un terremoto en el complejo hospitalario que muy bien pudiera desembocar muy pronto en sonados relevos.

Nadie en el Hospital Insular se cree que las razones oficiales esgrimidas para justificar las dimisiones de los dos subdirectores sean las reales. Domingo Cabrera y Luis López, que formalizaron ayer el abandono de sus respectivos cargos, se marchan porque no congenian ni con el director del centro, Ángel Sierra, ni con la gerente, Rafaela Ariza. Los desencuentros con esta última han sido constantes y todos coinciden en que la gerente no ha sido capaz de gestionar eficazmente la crisis producida por la sobrepresión asistencial que padece el histórico hospital grancanario. Nunca el Insular había estado tan mal en cuanto a organización se refiere, con unas listas de espera que añaden -si cabe- más tensión a los profesionales, con un servicio de urgencias cada día más caótico y con una desmotivación que ayuda muy poco de cara a los usuarios. Para rematar el desalentador panorama, también ha dimitido una subdirectora del Materno, Carmen Barrios, que tiró la toalla en su intento por introducir sistemas de control sobre los médicos pediatras. Se cuece un terremoto en el complejo hospitalario que muy bien pudiera desembocar muy pronto en sonados relevos.